Hay relaciones hechas más de encontronazos que de encuentros. Las de los miembros de la organización Verdemar-Ecologistas Acción con las autoridades de Gibraltar es una muestra en muchos aspectos, ya que los primeros consideran que es hora de que las segundas se hagan cargo de algunas actuaciones que afectan al medio ambiente. Ahora han puesto la lupa en el tratamiento en la Roca de unos residuos que consideran «peligrosos».
El portavoz de Verdemar, Antonio Muñoz, ya ha movido ficha, de hecho. Ha remitido un escrito dirigido a la Dirección General de Prevención y Calidad Ambiental, perteneciente a la consejería del ramo de la Junta que capitanea José Fiscal, en el que expone que «como resultado de las excavaciones de obra de debajo de la pista de aterrizaje de Gibraltar para construir un túnel, se ha extraído un volumen considerable de tierras contaminadas» que ha sido «depositadas posteriormente en distintos vertederos de manera ilegal». Y eso no es todo. Además, según se añade en el documento al que ha tenido acceso LA RAZÓN, «han instalado una planta dentro de la zona marítima terrestre, junto al istmo» que, según los conservacionistas, «han tenido que proteger con una escollera» debido a la fuerza de los temporales que azotan a esa zona. Verdemar advierte al Gobierno andaluz de que «han visto» en ese área «lixiviados en la playa» y le solicita, al amparo de la Ley 27/2006, de 18 de julio, por la que se regulan los derechos de acceso a la información y de varias directivas europeas, que les trasladen en formato electrónico toda la «documentación», si la tuviera, de «estas instalaciones que pueden estar poniendo en riesgo el ZEC –Zona de Especial Conservación– del Estrecho Oriental por una supuesta contaminación de residuos peligrosos».
Muñoz quiere saber «para qué sirve exactamente» la mencionada planta ya que «está situada en la línea divisoria entre La Línea de la Concepción (Cádiz) y el Peñón, se encuentra en la misma frontera», y le pide al Ejecutivo autonómico que «vigile» y «se entere de lo que sucede», dado que «la gente se baña en el mar en la parte española» donde han detectado los supuestos vertidos. «Medio Ambiente tiene que velar por lo que ocurre en las aguas andaluzas», remacha el histórico ecologista.
«Una ‘gasolinera flotante’ lleva casi una semana haciendo ‘bunkering’ en un ZEC español»
Al margen de esas construcciones, pero sin abandonar los márgenes del Estrecho Oriental, Verdemar adelanta a este periódico que informará a la Unión Europea (UE) de que «la última ‘gasolinera flotante’ de envergadura que queda en la zona» y que suminastraba combustible amarrada al puerto gibraltareño desde 2015, la «SKS Tanaro», se ha desplazado y «lleva varios días, casi una semana, haciendo ‘bunkering’ –el repostaje en alta mar es una actividad que consiste en el suministro de combustible de barco a barco– dentro del ZEC español». Muñoz recuerda que «está prohibido el fondeo permanente de ‘gasolineras flotantes’, que conlleva un enorme riesgo, así como el trasiego de combustible». Seguirán alertas, garantiza.
