Ir a la universidad siempre se ha considerado algo prestigioso. Un objetivo para el que no todo el mundo parece estar preparado, y que padres, educadores y hasta empresas han apuntado como una garantía de éxito y futuro laboral.
La selectividad reúne todos los años a miles de aspirantes a convertirse en titulados universitarios. Aunque lamentablemente muchos de ellos se topan con la realidad cuando salen de la universidad. Que un diploma concede una serie de conocimientos, pero lo que hoy se demanda es experiencia en el trabajo que se quiere conseguir.
Sin experiencia no hay trabajo, y sin trabajo no hay experiencia
Este es el círculo en el que se ven inmersos muchos universitarios después de haber pasado años estudiando. Las empresas quieren profesionales que se puedan incorporar al mercado laboral de inmediato. No quieren dedicar tiempo a que alguien adquiera las capacidades necesarias para hacer algo.
Ahí es donde entra en juego la Formación Profesional, que durante muchos años ha estado situada un escalón por debajo de los estudios superiores, aunque también hay grados de este tipo. Según algunos informes, el grado de empleabilidad de quienes estudian FP es superior al de los universitarios.
Centros como MEDAC, que ya es todo un referente en Andalucía, indica en su propia página web unos datos que son más que interesantes. El 90 % del alumnado que termina sus estudios está encontrando trabajo. Y no un trabajo cualquiera con el que conformarse, sino uno relacionado con el campo de estudios en el que ha estado.
Las claves del éxito de la Formación Profesional
Uno de los principales motivos por el que se da este fenómeno es que la Formación Profesional se adapta al mercado. Un mercado laboral que cambia constantemente, y en el que se piden perfiles que las universidades no imparten, pero sí los centros de FP.
Además, al incorporar prácticas especificas para cada una de las materias, se consigue la experiencia que demandan las empresas. Posibilidades reales de comenzar a trabajar sin que el contratante tenga que destinar recursos a que sus nuevos trabajadores aprendan.
Estas son algunas de las ramas con más salidas laborales en la actualidad.
Monitores deportivos
Muchos médicos y profesionales del cuidado de la salud alertan sobre la poca o ninguna práctica deportiva que hacemos. Hay quien no se siente atraído a realizarlo o por tener una apretada agenda al terminar el día lo que menos le apetece es moverse. Sin embargo, son muchos los problemas de salud relacionados con la vida sedentaria. Problemas que una vez que se presentan son muy difíciles de solucionar. De ahí que el grado en acondicionamiento físico (antiguo TAFAD) se haya convertido en una profesión de futuro.
El profesional deportivo que ha estudiado este curso puede desarrollar su labor en gimnasios y centros de todo tipo. Además, puede desarrollar una labor esencial como impulsor del deporte. Cada vez es más importante contar con expertos que ayuden a las nuevas generaciones a encontrar el gusto por la práctica de deportes y una vida más activa.
Expertos en alimentación saludable
Sin embargo, hacer deporte solo es uno de los pilares de la vida sana. De nada sirve practicarlo si no se acompaña de una buena dieta. Y cuando hablamos de dieta no nos referimos a perder peso, sino a llevar una alimentación equilibrada, que varía en función de nuestra condición. Si estamos sanos o enfermos, tenemos una vida más estresante o no hay tantas actividades que nos quiten el sueño, la forma de alimentarnos debe ser la adecuada.
El grado superior en dietética contribuye a formar personas que puedan hacer mucho más que darnos un plan de dieta. Es una tarea que incluye educación nutricional, fomento de la vida sana e incluso un control cuidadoso cuando se aplica a un enfermo. La normativa actual exige que todo el que trabaje en centros de salud y establecimientos relacionados con la nutrición dispongan de esta titulación para desarrollar su tarea. Por eso, es una de las profesiones con mayor demanda.
Educación infantil para los ciudadanos del mañana
Antes de la edad escolar, los niños no están obligados a recibir educación. Sin embargo, la necesidad de muchos padres de tener un lugar en el que dejarlos para que los atiendan hace de la educación infantil una oportunidad más que interesante. Quienes han pasado por guarderías, ludotecas y centros de preescolar socializan mejor, son más autónomos y tardan menos en desarrollar habilidades como la lectoescritura. Por eso hay una demanda alta de centros de este tipo, que solo pueden ser atendidos por profesionales que hayan adquirido las competencias necesarias para trabajar con niños. Además de que es evidente que les tiene que gustar, no basta solo con tener un título. Se necesita experiencia, que gracias a la Formación Profesional se puede adquirir mientras se estudia.
Cambios en la Formación Profesional para un mercado en evolución constante
Es evidente por tanto que aquellos que hoy se plantean cursar estudios necesitan pensar muy bien lo que van a hacer. Antes se tenía la idea de que la FP solo era para los que no quería estudiar o no tenían capacidad para hacerlo. Si embargo, el mundo real demuestra que hay que combinar los conocimientos con la formación práctica para tener experiencia.
Además, estudiar Formación Profesional no significa que no se pueda seguir recibiendo formación. Los nuevos grados permiten acceso a estudios superiores, así como a nuevas materias complementarias para aquellos que no se conforman con las opciones que hay delante de ellos y quieren ampliar aún más sus posibilidades.
En MEDAC apuestan por una FP en la que el método principal es la práctica. Los estudios indican que así se puede llegar a retener hasta el 75 % de todo lo que se aprende, mientras que leer o escuchar a alguien dando clase amenas llega al 20. Por eso, los miles de alumnos que han realizado sus estudios en alguno de los centros se han podido incorporar en su mayoría al mercado laboral.
