Albert Rivera tiene en su agenda de teléfonos frecuentes los números de Felipe González y José María Aznar. El líder de Ciudadanos ha encontrado en los dos expresidentes una interlocución para tratar asuntos espinosos como la crisis catalana o el papel de nuestro país en la política internacional. Las cúpulas de PP y PSOE se han distanciado de sus expresidentes y Rivera ha encontrado en esos divorcios la ocasión de oro para hacerse transversal.
Las relaciones del líder de Ciudadanos con Felipe González han trascendido este martes, tras una entrevista en la que el expresidente socialista ha revelado esos contactos: "Alguna vez he hablado con Rivera. Me llama él", ha asegurado. En la misma conversación, González ha dicho que hablan "poco", pero ha dado a entender que su relación telefónica con Rivera es más intensa que la que mantiene con el propio Pedro Sánchez: "Hace mucho que no hablamos".
Las palabras del histórico dirigente socialista, que han caído como un jarro de agua fría otra vez en las filas del sanchismo, han agitado el temor del PSOE a que alguno de sus exministros se anime a dar el paso e incorporarse a las filas de la formación naranja. El primer nombre en aparecer apoyado en esta tesis ha sido el del catalán José Corbacho. El exministro de Trabajo, se ha apresurado a desmentir su intención de fichar por Ciudadanos pero dirigentes socialistas temen que su nombre pueda aparecer en la propuesta que realice Inés Arrimadas cuando el Parlament cubra las plazas de senadores por designación autonómica.
El propio Rivera no oculta su intención de fichar perfiles asociados a la idea tradicional de izquierda y derecha de la política reciente en España. En una entrevista publicada este domingo en el diario El País el propio Rivera advertía: "Me veo capaz de gobernar con gente del PP y del PSOE".
El temor del PSOE clásico a que Ciudadanos conecte con su electorado era expresado este martes por Alfredo Pérez Rubalcaba en un artículo publicado en el diario de Prisa: "Ciudadanos tiene en estos momentos mucho que ganar. Ha encontrado en este problema territorial la forma de entrar en el electorado del PP y, en menor medida, en el del PSOE que, parafraseando a Mao, preocupado por su adversario principal puede estar olvidando al secundario".
Rivera se ha llevado las alabanzas de Aznar. En su último artículo de FAES, el expresidente cargaba contra el Gobierno del PP –personificado en Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría– por la gestión del conflicto catalán a la vez que felicitaba a Ciudadanos por su "logro extraordinario". De esa misma órbita, Rivera ha conseguido también el plácet de la exdiputada Cayetana Álvarez de Toledo: "Ciudadanos, de nacimiento heroico y adolescencia dispersa, está madurando", dijo en un artículo publicado en El Mundo.
Ciudadanos, tradicionalmente asociado a sectores de la economía,trabaja para superar el modelo que le exigían los poderes económicos y que en 2014 resumió el presidente del Banco de Sabadell, Josep Oliu: "Hacer una especie de Podemos de derechas (...) mas orientado a la iniciativa privada y a la posibilidad de un desarrollo del país, eso sí que nos convendría", expresó.
La formación de Rivera ha conseguido en los últimos meses convertirse en el partido de referencia para dos medios de comunicación como ABC y El País, tradicionalmente alineados con el PP y el PSOE. Los editoriales de El País a favor de Ciudadanos encuentran parte de su explicación en la batalla librada por el diario de Prisa contra Pedro Sánchez durante el proceso de primarias.
En el caso del ABC, su acercamiento con Ciudadanos ha provocado hasta una denuncia de Génova que la Junta Electoral ha tenido en cuenta para abrir un expediente al periódico de Vocento. Todo, tras la publicación de una entrevista con Inés Arrimadas en la jornada de reflexión de las catalanas. Muy lejos quedan los tiempos en los que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, reservaba un día al año para compartir mesa y mantel con el director del rotativo en un conocido restaurante de la localidad coruñesa de Cedeira.