Al comenzar un nuevo año escolar el lunes, el sistema de Escuelas Públicas de Chicago (CPS, por sus siglas en inglés) se enfrenta a posibles cambios de liderazgo, tensiones laborales y problemas financieros, mientras se asegura de que las escuelas funcionen sin problemas, los autobuses lleguen y el progreso académico continúe.
Esto sigue a un periodo de relativa calma para CPS y estabilidad por tres años, con un director ejecutivo de escuelas poco dramático que parecía tener una buena relación con el Sindicato de Maestros de Chicago (CTU, por sus siglas en inglés).
CPS tuvo una afluencia de dinero sin precedentes durante ese tiempo —$2.8 mil millones en ayuda federal de COVID-19— que pagó por nuevas contrataciones en un esfuerzo por ayudar a los estudiantes a recuperarse de la pandemia de pérdida de aprendizaje y para cumplir con las promesas en el contrato de CTU para traer más trabajadores sociales y otros miembros del personal.
Pero ese dinero se está agotando este año, y CPS se enfrenta una vez más a los déficits causados por la falta de financiación histórica.
Estas son algunas de las interrogantes a las que se enfrenta CPS:
Ante la escasez de conductores de autobús desde el inicio de la pandemia, CPS ha probado un nuevo enfoque para llevar a clase a los miles de niños que viajan en autobús escolar.
Los alumnos de las escuelas magnet y de matrícula selectiva se han visto especialmente afectados.
El año pasado no tuvieron ningún servicio de autobús, lo que enfureció a los padres. Funcionarios de CPS dijeron que tuvieron que cancelar el servicio de esas escuelas selectivas porque la ley les obliga a dar prioridad a los niños con discapacidad y los niños que no tienen vivienda —algunos que estaban pasando más de una hora en un autobús a la escuela.
La última idea consiste en cambiar la hora de inicio de las clases en algunas docenas de escuelas para que los autobuses tengan más tiempo de recoger a más niños.
También se está estudiando la posibilidad de crear centros de transporte donde los niños puedan tomar el autobús en una escuela cercana a su domicilio, aunque esto no se hará de inmediato.
Parece improbable que el CTU se ponga en huelga contra el alcalde Brandon Johnson, ex organizador del sindicato. Pero a principios de este mes surgieron noticias de que Johnson planea expulsar y sustituir a Martínez, en parte para llegar a un acuerdo sobre el contrato de los maestros.
El sindicato está buscando aumentos para sus aproximadamente 40,000 miembros, más bibliotecarios y promete contratar un número fijo de otros miembros del personal, incluyendo maestros de arte y un impulso en la programación deportiva.
Johnson quiere que CPS pida un préstamo a corto plazo para pagar los costos inmediatos de un nuevo contrato de maestros.
Impulsado por miles de nuevos migrantes en Chicago en los últimos dos años, la inscripción de CPS se estabilizó el año pasado en 323,251 estudiantes y, en primavera, creció a más de 328,000.
El aumento es notable después de una década de declive que vio caer la inscripción en unos 87,000 estudiantes.
Pero, ¿se quedarán, compensando a las familias que abandonan Chicago y el índice de nacimientos?
El número de niños en el sistema escolar afecta a la financiación que recibe CPS, y las escuelas más llenas son más eficientes.
También está la cuestión de si CPS está atendiendo bien a los nuevos migrantes. Los funcionarios de CPS dicen que la mayoría están en escuelas con programas bilingües o de doble idioma.
El sitio de noticias Chalkbeat encontró que muchos están en escuelas en vecindarios en su mayoría negros del lado sur, y algunos maestros han dicho que sus escuelas no tienen suficientes miembros del personal que hablen español, por lo que tienen que depender del traductor digital Google Translate.
En noviembre, los habitantes de Chicago elegirán por primera vez a los miembros de la junta escolar elegida, pasando de una Junta de Educación de siete miembros nombrados por el alcalde a uno de 21 miembros que, a partir de enero, incluirá 10 miembros elegidos y 11 nombrados. En 2027, Chicago pasará a tener un consejo totalmente elegido.Se espera que unos 30 candidatos se presenten a las elecciones.
Durante los próximos dos años, el alcalde seguirá nombrando a la mayoría de los miembros de la Junta de Educación. Pero la elección tiene el potencial de crear oposición en la junta, que en gran medida ha aprobado la agenda del alcalde.
Los candidatos han recaudado unos $600,000 para sus campañas y es probable que recauden más a medida que los grupos de interés se involucren más. El sindicato de maestros, los partidarios de las escuelas charter y otros grupos de interés tratarán probablemente de hacerse un hueco en la junta.
La nueva junta también da a los padres la oportunidad de tener una influencia más directa en el sistema escolar.
Traducido por Gisela Orozco para La Voz Chicago
