Jon Polin y Rachel Goldberg, oriundos de Chicago, fueron recibidos en el escenario de la Convención Nacional Demócrata (DNC, por sus siglas en inglés) el miércoles por la noche con una ovación de pie de un minuto de duración y al grito de “tráiganlos a casa”.
Su hijo, Hersh Goldberg-Polin, fue tomado como rehén por Hamás durante el ataque del grupo militante contra Israel el 7 de octubre.
El joven, de 23 años, asistía al Festival de Música Nova con su amigo Aner Shapira, que murió en el ataque mientras se protegían de cohetes y granadas en un pequeño refugio antiaéreo con otras dos docenas de asistentes al festival.
“A Hersh le volaron el antebrazo izquierdo, su brazo dominante, antes de subirlo a una camioneta y robarle la vida, y a Jon y a mí, rumbo a Gaza”, relató Goldberg.
“Y eso fue hace 320 días. Desde entonces, vivimos en otro planeta. Cualquiera que sea padre o haya tenido un padre puede intentar imaginar la angustia y la miseria que Jon y yo, y todas las familias de los rehenes estamos sufriendo”.
Polin dijo que él y su esposa, junto con las familias de los otros siete estadounidenses retenidos como rehenes por Hamás, se reúnen regularmente en Washington D.C. Dijo que se sienten “reconfortados” por el apoyo bipartidista a la liberación de los rehenes.
“Esta es una convención política, pero la necesidad de que nuestro único hijo y todos los queridos rehenes vuelvan a casa no es una cuestión política. Es una cuestión humanitaria”, afirmó Polin.
Se han reunido con el Presidente Joe Biden y con la Vicepresidenta Kamala Harris, quienes, según Polin, están “trabajando incansablemente” por la liberación de los rehenes y por un acuerdo de alto el fuego.
“Todos estamos profundamente agradecidos a ellos”, dijo Polin. “También estamos profundamente agradecidos con ustedes, los millones de personas en Estados Unidos y en todo el mundo que han estado enviando amor, apoyo y fuerza a las familias de los rehenes. Nos han mantenido respirando en un mundo sin aire”.
Polin y Goldberg llevaban calcomanías con el número 320, llamando la atención sobre el número de días que lleva su hijo secuestrado. A principios de este año, Goldberg fue nombrada por la revista Time una de las 100 personas más influyentes de 2024.
Goldberg, su hijo y su marido tienen doble nacionalidad estadounidense-israelí. Polin creció en West Rogers Park y Skokie, mientras que Goldberg creció en Streeterville. La familia se trasladó a Jerusalén en 2008 y aún tiene familia en Chicago.
“Hersh es una persona alegre, relajada, de buen humor, respetuosa y curiosa”, compartió Goldberg. “Es un civil. Le encanta el fútbol, le apasionan la música y los festivales de música, y está obsesionado con la geografía y los viajes desde que era pequeño”.
“Hersh, si puedes oírnos, te queremos, mantente fuerte, sobrevive”, dijo.
El discurso de los padres dio un rostro emocional y humano al conflicto entre Israel y Hamás, un tema delicado para los demócratas, que se enfrentan a presiones para que Israel ponga fin al asedio que ha arrasado gran parte de la Franja de Gaza y matado a decenas de miles de personas, según el Ministerio de Sanidad de Gaza, que no distingue en su recuento de muertos entre militantes y civiles. El ataque de Hamás del 7 de octubre mató a 1,139 personas, entre ellas 815 civiles.
Mientras hablaban, miles de manifestantes propalestinos marchaban a unas cuadras de distancia para exigir al Partido Demócrata que impulse un alto el fuego inmediato a la guerra en Gaza y el fin de la ayuda militar estadounidense a Israel.
Los familiares de seis de los ocho rehenes estadounidenses que siguen en manos de Hamás estuvieron esta semana en Chicago para dar a conocer la difícil situación de sus seres queridos.
The Associated Press colaboró en la elaboración de este reportaje.
Traducido por Gisela Orozco para La Voz Chicago