A sus 39 años, el contrato de Íker Casillas con el Oporto ha llegado a su fin esta misma semana, concretamente el pasado martes 30 de junio. Se cierra así la etapa portuguesa del exguardameta del Real Madrid y de la selección española, que coincide justo con la apertura de fronteras entre Portugal y España este miércoles 1 de julio.
Queda por ver cuándo se trasladará el ya histórico del fútbol a su domicilio de Madrid junto a Sara Carbonero y a sus dos hijos, aunque actualmente la situación sanitaria parece implicar menos riesgos a orillas del Océano Atlántico.
Su vivienda de la Urbanización La Finca lo aguarda con todas las comodidades, pero también es verdad que el verano al lado de la playa de Foz se dibuja como una opción más atractiva.
En todo caso, su adiós al Oporto es un hecho después de cinco años, pues desembarcó el 13 de julio de 2015 tras marcharse por la puerta de atrás del Bernabéu, con lágrimas en los ojos. Ahora se ha despedido a través de las redes sociales con un escueto y emotivo mensaje: «El último vuelo», escribió.
La temporada que termina el próximo 26 de julio la ha pasado en blanco, en vista de que sufrió un infarto de miocardio el 1 de mayo del año pasado en los campos de entrenamiento del bicampeón de Europa.
No habían transcurrido más que unos días desde que se enfundó por última vez la camiseta del equipo blanquiazul en un partido de competición oficial, una fecha señalada en su historial con letras de oro: el 26 de abril de 2019.
Casillas, que venía realizando labores de contacto entre la plantilla y la directiva, abandona el Estadio do Dragao dejando al Oporto como líder de la Liga portuguesa, seis puntos por delante del Benfica.
El que fue portero salvador en numerosas tardes de gloria (y también autor de pifias inexplicables) se lleva todo el cariño no solo de la afición local sino también de los adversarios, porque los fans del Benfica y del Sporting se han rendido ante él en diversas ocasiones.
«Se va un señor, siempre educado y muy correcto, con el respeto por delante», escribía en internet un adepto portugués que reconocía no apoyar al Oporto.
El legado de Íker ocupa un lugar preeminente en los anales deportivos: un Mundial y dos Eurocopas con la selección, tres Champions y cinco Ligas con el Real Madrid, una Liga con el Oporto… un suma y sigue que alcanzó su tope con los números de una leyenda.
Se tuvo que retirar de la carrera para dirigir la Federación Española de Fútbol porque la pandemia del coronavirus ha desbaratado sus planes. Y tal vez por eso ha dado un salto en su estrategia de negocios al fundar una empresa tecnológica (una 'startup') especializada en una aplicación para dispositivos electrónicos con el fin de detectar posibles desajustes cardiacos.
