Se agradece a la Municipalidad de Cartago haber asfaltado de nuevo la calle frente a la escuela del barrio La Pitahaya, pero quisiera solicitar que vuelvan a instalar los reductores de velocidad, ya que los vehículos pasan a alta velocidad sin importarles la zona, la hora ni el día. El sábado, dos furgones arrancaron el tendido eléctrico.
Juan A. Araya Robles, Cartago
Excelente el reportaje sobre el valor nutricional de los frijoles y la desconcertante noticia de que los costarricenses han reducido considerablemente su consumo. No existe una campaña nacional del Ministerio de Salud para promover y recuperar los buenos hábitos alimentarios de nuestra reconocida zona azul.
Lo que sí existe, tristemente, son miles de vallas publicitarias recetando gigantescas hamburguesas, papas fritas, gaseosas y demás comida chatarra de las múltiples cadenas que nos han invadido en las últimas décadas.
En los programas de televisión nacional también hay un bombardeo de anuncios de este tipo de alimentación, que es parte de la causa de las interminables listas de espera, debido a hipertensión, diabetes, obesidad, síndrome metabólico, enfermedades cardiovasculares, etc.
Lo dijo Hipócrates hace más de 2.500 años: “Que el alimento sea tu medicina y la medicina tu alimento”.
Sandra Murray MacKenzie, San José
La denuncia hecha por el gerente médico por supuesto acoso por parte de la presidenta de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) debería llevar a reformar las leyes, especialmente en lo relativo a las medidas cautelares, ya que el Ministerio de Trabajo solo puede dar recomendaciones, dejando al acosado en desventaja frente al presunto acosador en la relación de poder.
El otro paso largo es judicializar, mientras el acosado vive un calvario laboral que solo puede resolver con vacaciones o incapacidades médicas. En la UCR, por ejemplo, existe una comisión encargada de los problemas de acoso, pero sus miembros no se reúnen o dejan pasar el tiempo según la acusación. La autonomía no debe estar por encima de los derechos humanos.
Mario Valverde Montoya, San Rafael de Montes de Oca
La Sala Constitucional considera libertad de expresión la exhibición de imágenes católicas en un hospital del Estado (LN, 17/8/24). Que constitucionalmente se consagre al catolicismo como religión oficial —lo cual ya es un disparate jurídico— es interpretar el texto legal con excesiva amplitud.
¿Se aceptaría que otros beneficiados por la libertad de expresión —no católicos o no creyentes— exigiéramos la posibilidad de exhibir imágenes o signos afines a nuestras creencias en ese y otros lugares públicos? Ya está bueno de imposiciones sectarias. ¡Cuánto echo de menos la existencia de un Estado neutral ideológicamente, es decir, laico!
Hugo Mora Poltronieri, Escazú
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