Al final de la temporada liguera, el calendario, por más asimétrico que sea, habrá dictaminado que todos los equipos jueguen 19 partidos en casa y 19 fuera de ella. Todos contra todos, como siempre. Así, tiene lógica que la
Liga se defina desde antaño como el torneo de la regularidad. El mejor, a lo largo de 38 jornadas, gana. Pero el arranque de la temporada puede ser decisivo. Los puntos que se consigan, o los que el rival se deje por el camino justo al inicio, pueden marcar el devenir de un campeonato, el estado de ánimo de una afición y el grado de nerviosismo de la directiva de turno. Dichos los tópicos, es curioso observar lo raro -muy raro- que ha quedado el arranque liguero del
Barça. De las 9 primeras jornadas, 6 las juega como foráneo.
Seguir leyendo...
