Hezbolá anunció este sábado que su líder, Hasán Nasralá, murió en un bombardeo israelí cerca de Beirut, un duro golpe para el movimiento islamista libanés proiraní, que generó condenas en la región y amenazas de represalias contra Israel.
Para Israel, la muerte de Nasralá constituye una gran victoria frente a su archienemigo Irán y sus aliados en la región; el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, afirmó que marca un "punto de inflexión histórico" en la lucha de su país contra sus "enemigos".
"Saldamos nuestras cuentas con el responsable del asesinato de innumerables israelíes y muchos ciudadanos de otros países, incluidos cientos de estadounidenses y decenas de franceses", afirmó Netanyahu, que advirtió que seguirá "golpeando" a sus enemigos.
La muerte el viernes de Nasralá, considerado como el hombre más poderoso de Líbano, corre el riesgo de desestabilizar a este país y a Medio Oriente, casi un año después del estallido de la guerra en Gaza entre Israel y Hamás.
"Sayed Hasán Nasralá se reunió con sus compañeros mártires (...) cuya marcha encabezó durante casi treinta años", anunció Hezbolá, casi 20 horas después del bombardeo y después de que Israel informara de la eliminación del dirigente.
Israel continuó el sábado sus operaciones en Líbano y una fuente de seguridad libanesa dio parte del bombardeo de un depósito cerca del aeropuerto de Beirut.
El ministerio de Salud libanés anunció que 33 personas murieron y 195 resultaron heridas en los intensos bombardeos israelíes contra Líbano el sábado.
Según un comunicado militar israelí, Ali Karake, presentado como el comandante del frente sur de Hezbolá, y otros dirigentes del movimiento, murieron junto a Nasralá en la operación llamada "Nuevo orden".
Una fuente cercana a Hezbolá confirmó la muerte de Karaké.
Un alto mando de los Guardianes de la Revolución, el ejército ideológico de Irán, Abbas Nilforoushan, murió igualmente en ese ataque, indicó la agencia oficial iraní IRNA.
"Nasralá era uno de los mayores enemigos de todos los tiempos del Estado de Israel [...]. Su eliminación hace que el mundo sea un lugar más seguro", declaró el portavoz del ejército israelí, Daniel Hagari.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirmó que el asesinato de Nasralá era "una medida de justicia por sus numerosas víctimas, entre ellas miles de civiles estadounidenses, israelíes y libaneses".
Nasralá, de 64 años, era venerado entre la comuniad chiita en Líbano. Líder de Hezbolá desde 1992, vivía en la clandestinidad desde hacía años y aparecía pocas veces en público.
Tras el anuncio de su muerte, se escucharon gritos de indignación en los barrios de Beirut que acogen a desplazados de las zonas chiitas y Líbano decretó tres días de duelo.
Irán decretó igualmente tres días de duelo y el primer vicepresidente iraní, Mohamad Reza Aref, declaró que la muerte de Nasralá provocará "la destrucción" de Israel.
En Teherán, una multitud se congregó para expresar su congoja y en toda la ciudad se colgaron pancartas con el mensaje "Hezbolá vive".
Hezbolá, financiado y armado por Irán, fue creado en 1982 a iniciativa de los Guardianes de la Revolución de Irán.
El ejército israelí lanzó el lunes una campaña de bombardeos masivos contra Hezbolá en Líbano, tras un año de enfrentamientos transfronterizos con el movimiento libanés.
Hezbolá abrió un frente contra Israel al inicio de la guerra en Gaza, desencadenada por el ataque contra Israel de su aliado Hamás el 7 de octubre de 2023. Desde entonces, prometió continuar "hasta que termine la agresión israelí en Gaza".
Israel afirma que sus bombardeos en Líbano buscan restablecer la seguridad en el norte del país, blanco de los disparos de Hezbolá, y permitir el regreso de decenas de miles de habitantes que huyeron de sus hogares.
Del otro lado de la frontera, más de 50.000 personas han huido de Líbano hacia Siria debido a los bombardeos israelíes y "más de 200.000 están desplazadas" dentro del país, según la ONU.
Rusia, aliada de Irán, condenó el asesinato de Nasralá y urgió a Israel a cesar sus operaciones militares en Líbano.
Para el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, Israel lleva a cabo "una política de genocidio desde el 7 de octubre", cuyo nuevo objetivo es "Líbano y el pueblo libanés".
Hamás tachó el asesinato de Nasralá de "acto terrorista cobarde".
Los rebeldes hutíes de Yemen afirmaron que la muerte del líder de Hezbolá "no será en vano" y reivindicaron el lanzamiento de un misil contra el aeropuerto israelí de Ben Gurion.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, se dijo "profundamente preocupado por "la dramática escalada de los acontecimientos en Beirut en las últimas 24 horas".
"Este ciclo de violencia debe parar ahora", afirmó.
Debido a los continuos bombardeos, las autoridades europeas recomendaron a las aerolíneas que eviten los espacios aéreos de Líbano y de Israel al menos "hasta el 31 de octubre".
Varias compañías anunciaron la suspensión de sus vuelos hacia Beirut y Tel Aviv.
En un año de enfrentamientos entre Israel y Hezbolá, han muerto más de 1.640 personas, un saldo superior al provocado por la última guerra entre ambos en 2006.