Ante el anuncio de Pzifer de que la vacuna que están desarrollando tiene un 90% de eficacia, el mundo parece respirar algo más tranquilo. Pero durante estos meses de pandemia, que aún continúa, son muchos los bulos que nos hemos encontrado sobre las vacunas que circulan por las redes, algunos incluso basados supuestamente en expertos solventes o en estudios fiables que, en realidad, no lo son.
Como, por ejemplo, que aumentan el riesgo de muerte, que usan compuestos que provocan cáncer o que utilizan ADN de perros para desarrollarlas. En Newtral.es hemos verificado muchos de estos bulos y aquí recogemos algunos de ellos.
En un vídeo viral se afirmaba que el polisorbato 80 de la vacuna contra la gripe puede ser mortal al “dejar sin escudo protector” contra la radiación electromagnética del 5G. Pero es falso: no hay evidencias de ello.
Como explicó a Newtral.es Jaime Pérez, miembro de la Junta Directiva de la Asociación Española de Vacunología, “es totalmente absurdo”. Hasta el momento, no hay ningún indicio ni prueba de que la tecnología 5G pueda afectar de ninguna manera a la salud de las personas.
El polisorbato 80, por otra parte, es una sustancia adyuvante, es decir, se trata de un componente que potencia el efecto de las vacunas para producir la respuesta inmunológica y generar anticuerpos.
Un actor habitual en la difusión de bulos, el colectivo ‘Médicos por la Verdad’, comenzó a compartir en redes sociales que la vacuna contra la COVID-19 causará esterilidad al “atacar” a una proteína que se encuentra en el corazón, los riñones y las gónadas. Pero es falso.
Manuel Sánchez, profesor de la Universidad Miguel Hernández y miembro del Grupo de Difusión de la Sociedad Española de Microbiología, explicó a Newtral.es que las vacunas tienen como objetivo que el sistema inmunológico se defienda, no atacar.
En otro mensaje viral se advertía de que la vacuna contra la gripe estacional se había elaborado a partir de “coronavirus de perro” y que, además, abre “las puertas celulares al COVID” . Pero, de nuevo, es falso.
Científicos, autoridades y expertos nos explican que las vacunas se elaboran a partir de “tres o cuatro tipos de virus de la gripe (dos de tipo A y uno o dos de tipo B)” y que no tienen coronavirus de perro y que tampoco abren la puerta al contagio por SARSCov2.
Varios usuarios apuntaban en redes sociales que las vacunas en desarrollo para luchar contra la Covid19 basadas en la tecnología de “ARN mensajero” supondrían un cambio genético en el ADN de las personas que se vacunen. Es falso.
Hemos consultado sobre estas afirmaciones a Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología, y a Luis Ignacio Martínez Alcorta, miembro de la Junta Directiva de la Asociación Española de Vacunología. Ambos coinciden en que el riesgo de que se produzca una alteración en el código genético es inexistente.
Una publicación que se viralizó en redes sociales advertía de que el Gobierno de España estaba colocando carteles de “Centro de Vacunación Internacional” en sus delegaciones para inyectar “un software genético”. También es falso.
Los Centros de Vacunación Internacional no son una novedad y tienen como principal función informar sobre las vacunas que son necesarias para viajar a según qué países.
