En Costa Rica, no se cobra impuesto alguno sobre los premios de lotería, mientras que en otros países el Estado se deja su parte con tasas que pueden superar el 30%.
En el 2020, el gobierno de Carlos Alvarado propuso cobrar un impuesto del 25% a los premios superiores a ¢225.000. Sin embargo, la iniciativa fue archivada en el 2022 por los diputados de Comisión de Asuntos Jurídicos, quienes consideraron que un nuevo tributo podría desincentivar la compra de los juegos de la Junta de Protección Social (JPS), que vería disminuidas las ganancias que utiliza para programas sociales.
El expresidente Alvarado argumentó que Costa Rica es uno de los pocos países donde no se gravan estas ganancias y que hacerlo permitiría agregar ¢41.800 millones anuales a los ingresos públicos, a fin de reducir el déficit. Por su parte, el actual ministro de Hacienda, Nogui Acosta, descartó cualquier interés al respecto. “Eso se ha planteado un par de veces y no ha sido de recibo en la Asamblea Legislativa, así que nosotros no estaríamos proponiéndolo en esta administración”, declaró el jerarca.
En Estados Unidos, se aplican tanto impuestos estatales como federales. Por ejemplo, según la cadena WFLA, el estado de Oregón retiene el 8% de los premios de lotería que superan los $1.500, mientras que los premios que superen los $5.000 también están sujetos a impuestos federales, lo que agrega otro 24% de deducción.
En consecuencia, el ganador de la lotería podría enfrentar una deducción de hasta un 32%. Por un premio de ¢100 millones, el jugador recibe ¢68 millones, mientras que los restantes ¢32 millones se reparten entre el gobierno estatal y el federal.
El ganador puede optar por dos modalidades de pago: recibir el dinero por medio de 29 pagos anuales que aumentan un 5% cada año, o recibir un único pago.
Otros países de América y Europa también tienen impuestos para las loterías y juegos de azar. En muchas de estas naciones, los sorteos son organizados por compañías privadas. Ese es el caso de Colombia, en donde los premios de lotería están gravados por el impuesto complementario de ganancias ocasionales, y el dinero recibido debe incluirse en la declaración de renta.
Según el diario colombiano El Tiempo, quienes ganen un premio equivalente a ¢260.000 en adelante, deben pagar un impuesto del 20% sobre el monto total recibido. Si usted ganara ¢100 millones, solo recibiría ¢80 millones.
En algunas regiones de Colombia, también se pueden aplicar tributos del gobierno local. Por ejemplo, en Bogotá se aplica una tasa extra destinada al Fondo Financiero Distrital de Salud.
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Algo similar ocurre en México, donde las personas que obtienen premios de lotería deben incluir las ganancias en su declaración anual (junto con todos los demás ingresos del año) y pagar tributos como parte del impuesto de renta.
En la Ciudad de México, se cobra un 1% de impuesto federal y un 6% de impuesto estatal a los premios superiores a ¢250.000.
Los tributos, tanto locales como federales, son recaudados por la organización privada que realice los sorteos, o por la compañía de Lotería Nacional de México.
En España, los premios de lotería también se consideran sujetos al impuesto de renta. El medio de comunicación El Diario explicó, en un artículo publicado este viernes 13 de diciembre, que el Ministerio de Hacienda aplica un impuesto del 20% sobre los premios iguales o mayores a €40.000, aproximadamente ¢21 millones.
Este mes de diciembre, solo tendrán que pagar tributo los premiados con el Gordo Navideño español, o con el segundo o tercer premio. Las demás remuneraciones que se entregan son inferiores al tope.
La retención del 20% no se aplica sobre la totalidad del premio recibido, sino solo sobre el monto que se excede más allá de los €40.000. Por ejemplo, el tercer premio es de €50.000 (aproximadamente ¢26 millones), pero el impuesto se aplica solo sobre €10.000, de manera que el 20% de deducción total sería de €2.000 (poco más de ¢1 millón).
Carlos Alvarado aboga por impuesto del 25% a premios de la lotería en mesa de diálogo
La iniciativa de ley presentada por el gobierno de Carlos Alvarado en 2020 surgió de las conocidas como “mesas de diálogo multisectorial” que buscaban una salida a la crisis fiscal.