El norte del Perú enfrenta un panorama crítico en cuanto a la ejecución de proyectos de inversión pública, con un caso emblemático en Tumbes. A tan solo un mes de cerrar el año, el país registra un avance menor al 1% en 20 de los 34 megaproyectos activos de mayor envergadura, según datos del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). Entre ellos, destaca un megaproyecto agrícola con más de seis décadas de paralización y cuya ejecución aún parece lejana.
Este megaproyecto, planteado inicialmente por el desaparecido Ministerio de Fomento y Obras Públicas, tenía como objetivo irrigar 25,000 hectáreas en la margen derecha del río Tumbes. Aunque su ejecución arrancó en octubre de 2011, los avances han sido mínimos debido a múltiples interrupciones. Con una inversión estimada de S/ 1,410 millones, el proyecto está en manos del Ministerio de Agricultura y Riego y del Gobierno Regional de Tumbes, entidades responsables de intentar reactivar esta ambiciosa iniciativa.
El proyecto hídrico de Tumbes data de estudios preliminares realizados hace más de 60 años, cuando buscaba revolucionar la agricultura local. Su propuesta incluye implementar cultivos tecnificados para abastecer mercados nacionales e internacionales mediante la agroexportación. Sin embargo, a pesar del potencial económico y social, los obstáculos administrativos y técnicos han sido insuperables hasta la fecha.
Con una valorización global de S/ 153,243 millones, los 34 megaproyectos activos de inversión pública superan ampliamente el presupuesto asignado para el 2024. Esto evidencia la magnitud del desafío para avanzar con estos proyectos, muchos de los cuales llevan más de cinco años sin progresos significativos.
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La irrigación de las 25,000 hectáreas previstas no solo aumentaría la producción agrícola en Tumbes, sino que también generaría empleo y mejoraría la estabilidad económica de la región. El alcance podría extenderse a localidades como Contralmirante Villar, Máncora, Órganos y Talara, para fortalecer el desarrollo agroexportador del norte del país.
A pesar de estas proyecciones optimistas, la paralización del proyecto genera frustración en los habitantes y agricultores locales, quienes ven en este megaproyecto una solución para mejorar su calidad de vida y fortalecer la economía regional.
El cambio constante de autoridades, la falta de planificación integral y las dificultades técnicas han impedido que el proyecto avance. Con el Gobierno Regional de Tumbes ahora a cargo, se espera una mayor coordinación con el Ministerio de Agricultura para destrabar la ejecución. No obstante, el tiempo apremia y los costos asociados al estancamiento siguen acumulándose.
Finalmente, a pesar del panorama desalentador, aún existe esperanza de que el próximo año marque un punto de inflexión para el megaproyecto hídrico de Tumbes. Su reactivación no solo sería un paso crucial para el norte del país, sino también un ejemplo de cómo gestionar eficientemente los recursos destinados a obras públicas en Perú. Sin embargo, el cumplimiento de las metas propuestas dependerá de decisiones concretas y voluntad política.
