El Mercosur no es actualmente una herramienta que facilite y promueva el comercio internacional. Contrario a su objetivo inicial, ha funcionado como un factor que fomenta el proteccionismo.
En sus comienzos, este acuerdo comercial entre Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay contemplaba la libre circulación de bienes, servicios y personas, lo que implicaba la ausencia de aranceles y barreras burocráticas en el comercio entre los países miembros, además de la negociación conjunta de acuerdos comerciales con el resto del mundo.
Sin embargo, las recientes críticas hacia el bloque, incluyendo la posibilidad de abandonar el acuerdo, han generado tensiones políticas entre los socios.
Según el Ministerio de Economía, las exportaciones argentinas hacia los países miembros han mostrado un descenso significativo. Entre 1995 y 2004, representaron el 29% del total de exportaciones argentinas. Durante el período 2005-2014, esta participación disminuyó al 26%, y entre 2015 y 2024, se redujo aún más al 20%.
Esto indica que el Mercosur no ha logrado consolidarse como un destino clave para las exportaciones argentinas, las cuales han visto un declive en su participación en los últimos años.
En la actualidad, solo 1 de cada 5 dólares exportados por Argentina tiene como destino alguno de los socios del acuerdo. Mientras que las exportaciones dentro del Mercosur están exentas de aranceles y restricciones, las ventas a otros países enfrentan costos adicionales y barreras de entrada.
En su concepción original, el Mercosur buscaba desmantelar las barreras proteccionistas de los países miembros y fomentar una integración conjunta al comercio global. En la práctica, ocurrió lo opuesto: se intensificó el proteccionismo. La falta de coordinación en las políticas macroeconómicas llevó a la implementación recurrente de barreras paraarancelarias entre los miembros, con el objetivo de proteger sus economías. Esta tendencia fue validada por la alta inestabilidad macroeconómica de la región.
Asegurar la estabilidad macroeconómica en la región debería ser el primer paso para convertirlo en una herramienta efectiva de integración global, volviendo a su propósito inicial. Además, es necesario armonizar otras políticas, como las tributarias y laborales.
En este sentido, Brasil ha avanzado con una reforma laboral que prioriza los acuerdos individuales y empresariales sobre los colectivos. Asimismo, en su reforma tributaria, está unificando el IVA federal con los impuestos a las ventas estaduales y municipales (equivalentes a las provincias en Argentina).
Sería deseable que Argentina emprenda una reforma laboral alineada con estos avances para aprovechar las oportunidades que ofrece un mercado común.
En un contexto internacional más desafiante, el Mercosur podría convertirse en una herramienta clave para reactivar el comercio y fomentar una integración conjunta con el resto del mundo.