Rusia es, además del país más grande de Europa (si se toma en cuenta su territorio en Asia), el territorio más grande del mundo en términos de extensión territorial, extendiéndose desde Europa hasta el Océano Pacífico. Es con mucha diferencia el que ocupa el primer puesto, por delante de EEUU, Canadá o China, y además, tiene la misma extensión que Plutón. Cruzar este vasto país no es simple, pues recorrerlo de una punta a otra puede suponer más tiempo del que se piensa.
En primer lugar, Rusia cuenta con una extensión de 17,1 millones de kilómetros cuadrados, lo que equivale a más del 11% de la superficie terrestre mundial. Alrededor de 77% de su territorio es asiático y el resto europeo, pero tres cuartas partes de su población viene en Europa. Su distancia más extrema está entre su parte más occidental, Kaliningrado, hasta la más orienta, la isla Gran Diomedes, que hay unas 8.000 kilómetros, casi lo mismo que hay en un viaje de ida y vuelta de Londres a Nueva York.
Por otro lado, cabe destacar su peculiaridad geográfica. Y que es gracias a las Islas Diómedes, la diferencia entre Rusia y EEUU, pese a que se encuentran en puntos opuestos del planeta, está a veinte minutos. Esto es por el pequeño archipiélago que la conforman, puesto que la occidental de las dos es estadounidense y la oriental rusa.
Su gran extensión hace que sea un país con dieciséis fronteras: Noruega, Finlandia, Estonia, Letonia, Bielorrusia, Lituania, Polonia, Ucrania, Georgia, Azerbaiyán, Kazajistán, China, Mongolia y Corea del Norte, pero también EEUU y Canadá. Y también once zonas horarias diferentes, algo que hace que una pueda ser de día en una zona y de noche en otra, pero ambas dentro de Rusia.
La enorme extensión de Rusia la convierte en un país único, no solo por su tamaño, sino por su diversidad cultural, geográfica y climática, así como tener un paisaje diverso que incluye estepas, montañas, desiertos y vastos bosques boreales (taiga), el ecosistema terrestre más grande del planeta. Así, la línea del Transiberiano es la más larga del mundo y conecta Moscú con Vladivostok, lo que permite conectar ambos lados rusos. Este tren cubre 9.288 kilómetros, y se trata de un viaje que dura unos siete días sin detenerse.
El Transiberiano es sin duda el tren más famoso del mundo: atraviesa ríos importantes como el Volga, el Yeniséi y el Amur, además de vastos paisajes como los montes Urales, la estepa siberiana y el lago Baikal, declarado Patrimonio de la Humanidad. En invierno, además, permite ver paisajes nevados interminables. Fue construido con el objetivo de conectar toda Rusia y fue esencial para el desarrollo económico y social del país.
Este viaje también se puede hacer en coche y en avión, aunque la duración varía. Mientras en vehículo se tarda entre siete y nueve días de conducción continua, aunque cruzar algunas áreas puede ser difícil debido a las condiciones de las carreteras y el clima, un vuelo directo desde Moscú a Vladivostok tarda unas ocho y nueve horas.
