Pablo Iglesias Posse creó las «Casas del Pueblo». Son las sedes locales del Partido Socialista, algunas de las que siguen en pie desde que fueron fundadas, ejemplos son las de los distritos madrileños de Tetuán o Puente de Vallecas. La red territorial nacional del PSOE se ha sustentado sobre estos lugares, centro de referencia orgánica en cada pueblo, comarca o distrito de las grandes ciudades.
Pedro Sánchez, en su sabiduría infinita, podría ahorrar las visitas de los militantes a las sedes porque ha encontrado la fórmula que va a evitar mantener semejante red de locales.
El nombramiento de Óscar López como secretario general del PSOE de Madrid es un buen ejemplo de cómo debe funcionar una organización eficaz.
Lo primero que nos ha enseñado Sánchez es que hay que prohibir las reuniones y debates. Algunos malintencionados han salido rápidamente a cuestionar la medida por considerarla no democrática y antisocialista.
Pero, semejantes críticas son propias de los derechistas que acosan al pobre líder, porque, la medida es un gran acierto, ahorra luz eléctrica y, además, en invierno evita el contacto directo para evitar contagios de gripe.
El debate interno es otra herramienta de los enemigos del PSOE y quienes lo intentan promover es porque discrepan y son, en realidad, quintacolumnistas de la extrema derecha. Hay que prohibirlo también, porque solo serviría para llevar a la organización a equivocaciones.
Si Sánchez, en persona, ha estudiado el caso de Madrid y ha llegado a la conclusión de que López es el mejor líder posible, cuestionar eso es ir contra el partido y poner en peligro una decisión nacida de la superior inteligencia del inquilino de la Moncloa.
Otros se quejan de que López se presente un jueves y, en tres días, haya sido proclamado vencedor de un proceso de primarias. Estos críticos son otros derechistas que han preferido hacer ruido a ser leales militantes.
La suerte de que Sánchez sea el jefe del PSOE es que ya no hay que pensar tanto, ni discutir ni llegar a acuerdos. Con un líder tan extraordinario y, en plena era del smartphone, ya no es necesario ese armatoste que son las Casas del Pueblo, los militantes, los realmente socialistas me refiero, exigen que les lleguen las instrucciones por SMS y se evite tener ir a votar.
Y si alguien tiene todavía dudas sobre lo democrático del proceso, que escuche un poco a la otra mente preclara del PSOE, Rodríguez Zapatero, único líder intergaláctico que se ha dado cuenta de que Maduro merece el premio al mayor demócrata.