Los festivales de cine, como cualquier plataforma de exhibición, tienen que buscar alternativas, dinámicas para adaptarse a las nuevas cinematografías. Según refiere el sitio web del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, bajo esta premisa se realizó el panel ¿Para qué sirve un festival?, moderado por Ignacio Catoggio, coordinador general de la Secretaría Ejecutiva del Cine Iberoamericano.
Tania Delgado Fernández, directora del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, explicó que cada uno de estos eventos tiene sus singularidades, un sello particular. «En nuestro caso no requerimos premieres mundial ni regional, solo para las obras nacionales pedimos que no hayan concursado en festivales internacionales dentro del país.
«Otro rasgo de nuestro festival es que nosotros no trabajamos con temáticas, hacemos una selección de las obras más coherentes y las que sean un mejor reflejo de las realidades latinoamericanas. No siento que seamos competencia con algún evento del gremio, cada uno tiene sus propios objetivos, sus nichos y cada vez más colaboramos entre los festivales», señaló.
«Cuando entramos al mundo de la distribución nos hablan de grandes festivales: Cannes, Toronto, San Sebastián... Esa es una construcción que nosotros hacemos y sostenemos. El festival en sí debe funcionar para un público local, es su piedra angular», compartió Estrella Araiza Briseño, directora del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, quien señaló que «cada festival tiene que plantearse sus fortalezas, sus voces».
Claudio Pereira, director artístico del Festival Internacional de Cine de Viña del Mar, relató su experiencia en aras de fondos sostenibles para estos eventos: «Fuimos buscando las vías de financiamiento para hacer un festival público-privado. Hacer el presupuesto conlleva un montón de actividades e invitados para tener buena aceptación y presencia del público».
