La Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA) ha publicado la actualización 2024 de su documento de Recomendaciones sobre estilo de vida y prevención cardiovascular de 2018. Concretamente, se han actualizado ahora los capítulos dedicados a la dieta, de acuerdo a las nuevas evidencias científicas. En los últimos 6 años, ha habido un considerable progreso científico en el conocimiento de los alimentos y de los patrones dietéticos en relación con la salud cardiovascular y general, y estos nuevos datos son los que se actualizan en este nuevo documento.
El documento afirma que “la salud no depende solo de los avances científicos y tecnológicos, sino que cada vez es más evidente el importante papel que representa, en el ámbito personal y comunitario, un estilo de vida saludable”. “La modificación del estilo de vida, particularmente de la dieta, es la piedra angular de la estrategia poblacional para la prevención cardiovascular y la base de la intervención individual para reducir la potencia de los factores de riesgo”, constatan los 9 autores de esta actualización imprescindible.
El Dr. Emilio Ros, primer autor del documento, considera uno de los aspectos más importantes de esta actualización “el acúmulo de evidencia científica sobre las bondades de la dieta mediterránea y del aceite de oliva virgen extra (AOVE) para reducir la incidencia de enfermedades cardiovasculares”. Otro concepto desarrollado en el documento, muy importante para la salud planetaria y la lucha contra el cambio climático, es la sostenibilidad de los alimentos y patrones dietéticos, y, precisamente, la dieta mediterránea es un paradigma de dieta sostenible.
Principales actualizaciones
El Dr. Vicente Pascual y la Dra. Cristina Soler, coautores del documento, destacan los aspectos de especial interés:
- Aceite de oliva: la variedad virgen del aceite de oliva es la más saludable por su contenido en antioxidantes, por lo que se recomienda su uso diario tanto en la cocina como en la mesa. En dos estudios españoles pioneros publicados en la última década (PREDIMED y CORDIOPREV), la dieta mediterránea tradicional, rica en grasa y con una notable palatabilidad gracias a la utilización del aceite de oliva virgen como grasa culinaria, ha demostrado reducir la incidencia de enfermedades cardiovasculares (infarto de miocardio, ictus y muerte por estas causas) frente a dietas con menor contenido graso.
- Alimentos ultraprocesados: Si bien en general se consideran todos perjudiciales, existen subgrupos específicos (cereales integrales, yogures de frutas y otros postres lácteos) que, al contrario, parecen ser beneficiosos ya que su consumo se ha asociado a un riesgo reducido de desarrollar diabetes tipo 2. Hay una amplia heterogeneidad entre los alimentos ultraprocesados y aquellos con alta densidad energética y elevado contenido de grasas saturadas o hidrogenadas y azúcares simples son nocivos, mientras que los que aportan un mayor contenido en fibra y micronutrientes se pueden considerar saludables.
- Edulcorantes y bebidas edulcoradas: Las últimas evidencias sugieren un incremento de la mortalidad cardiovascular y por cualquier causa con un mayor consumo de refrescos edulcorados artificialmente, por lo que no es adecuado recomendar su consumo como sustitutos de los refrescos azucarados.
- Zumos de fruta industriales: En guías anteriores no estaban incluidos dentro de las recomendaciones, pero se ha demostrado que, si no tienen azúcar añadido, no son perjudiciales y pueden contribuir a completar las 5 raciones de fruta y verdura de consumo diario aconsejado, especialmente en niños y personas mayores, por su facilidad de consumo.
- Café: El consumo habitual de hasta 5 tazas al día de café (filtrado o instantáneo, completo o descafeinado) es beneficioso para la salud cardiovascular, aunque debe limitarse al máximo el azúcar añadido.
- Cereales refinados: Se aconseja consumir cereales integrales, pero en la dieta mediterránea se suele consumir pan blanco y raramente arroz o pasta integrales. Las nuevas evidencias apuntan que el consumo de cereales refinados con otros alimentos o mezclados con sofrito reduce su índice glucémico a la vez que aumenta su palatabilidad y permite consumir más verduras y hortalizas.
- Lácteos y quesos: Los pacientes con colesterol elevado o enfermedades cardiovasculares pueden consumir leche o yogur enteros y quesos grasos, dado que no se ha demostrado que aumenten el riesgo cardiovascular.