Grok, la Inteligencia Artificial de la red social antes conocida como Twitter, ofrece argumentaciones matizadas y reconoce que su dueño “ha compartido información falsa o engañosa”
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Quien goce del privilegio de tener tiempo que perder puede pasar un buen rato planteando preguntas a Grok, la inteligencia artificial (IA) de X, la red social de Elon Musk. Nosotros hemos planteado a Grok si “cuenta mentiras en X” el magnate populista que en enero formará parte del Gobierno de Donald Trump. Tras unos segundos ‘pensando’ qué decir sobre su jefe Musk, la respuesta se parece bastante a un “sí”. Pero hay un pero.
Como otras inteligencias artificiales, Grok camina en el alambre e intenta no mojarse demasiado. Da argumentos a favor, en contra, apoya su razonamiento en fuentes periodísticas y matiza todo lo posible. Es decir, se esfuerza más que algunos políticos, analistas, tuiteros y autodenominados periodistas. Le encanta la voz pasiva a Grok: “Musk ha sido señalado”, “también se ha observado que Musk”… Sin embargo, al final no puede evitar ser sincera. Esta es su respuesta: “Hay evidencias de que Elon Musk ha compartido información falsa o engañosa en X”.
La cuestión, en la que no entra explícitamente Grok, es si “compartir información falsa o engañosa” es necesariamente mentir. Todo depende de la intención. Dos personas pueden compartir la misma información falsa y solo una de ellas estar mintiendo. Para mentir es necesario saber previamente que lo que uno afirma o difunde es falso. Si alguien está convencido de que la Tierra es plana y dice “la Tierra es plana”, no está mintiendo. Dice una falsedad, no una mentira. La mentira implica una quiebra de la ética; la falsedad, no.
Lo mismo ocurre con lo de difundir información “engañosa”. Todo está en la intención. ¿Uno la difunde con el ánimo de engañar o lo hace sin saber que es engañosa?
Dos personas pueden compartir la misma información falsa y solo una de ellas estar mintiendo
Ejemplos hay miles, pero basta uno para sospechar que Musk engaña a sabiendas. El pasado 2 de septiembre, en plena campaña electoral estadounidense, afirmó en X: “Kamala promete que será una dictadora comunista el primer día [de su mandato]”. Y añade una pregunta retórica –“¿puedes creer que lleva este traje?”– que acompaña de un fotomontaje generado por IA de la candidata demócrata Kamala Harris vestida con un atuendo militar rojo y una gorra con la hoz y el martillo, el símbolo comunista.
Obviamente, es falso que Kamala Harris dijera que deseaba ser una dictadora comunista el primer día de su mandato, pero no es descartable que Musk considere “comunismo” aspiraciones modestas de justicia social como una mayor redistribución de la riqueza o cierta regulación del mercado. Quien sí expresó su deseo de ser dictador “por un día” fue Trump. Lo hizo en Fox News, en diciembre de 2023.
Más equidistante se muestra Grok cuando la pregunta es “¿definirías a Elon Musk como fascista?”. La IA nos dice –con evidentes giros y expresiones calcadas de la lengua inglesa– que eso requiere un análisis cuidadoso de sus acciones, declaraciones y políticas. Luego nos presenta “ambos lados del argumento”.
De nuevo parafrasea lo que dicen otros: “algunos críticos”, “ha habido acusaciones de…”. En total, Grok ofrece tres argumentos a favor de calificar a Musk como 'fascista', y otros tres en contra. También se arriesga a una conclusión final, matizada: “Mientras que algunas de las acciones y declaraciones de Musk podrían resonar con tácticas o ideologías asociadas al fascismo, definir a una persona como 'fascista' es complejo y requiere considerar el contexto, la intención y el impacto de sus acciones en su totalidad. Musk no se ajusta perfectamente a la definición tradicional de fascismo, aunque ciertos aspectos de su comportamiento y las políticas que respalda pueden ser interpretados de esa manera por algunos observadores críticos”.
Sobre Trump la argumentación de Grok es igualmente equidistante (tres razonamientos a favor, tres en contra). Todo depende, según esta IA, de “cómo uno interprete y aplique los criterios históricos y contemporáneos del fascismo”. Y añade: “Mientras que algunos ven paralelismos significativos con el fascismo clásico, otros argumentan que su comportamiento y políticas no cumplen con todos los criterios necesarios para tal etiqueta, prefiriendo términos como populista autoritario o nacionalista”.
Con Giorgia Meloni la equidistancia es menor. Entre los argumentos a favor de calificarla como 'fascista' la IA recuerda que “en su juventud, Meloni elogió a Mussolini como ‘un buen político’ y ha mantenido algunos eslóganes y conceptos del fascismo, como ‘Dios, patria, familia’”.
La primera ministra de Italia es muy amiga de Elon Musk, de ella dijo el magnate que es “más bella por dentro que por fuera”. Si “por dentro” Musk se refería a sus valores e ideas, Grok no parece estar de acuerdo en eso de la belleza: “Hay elementos en su retórica que resuenan con el fascismo histórico”. Eso sí, la IA matiza que “ella y su partido han intentado distanciarse de esa etiqueta, presentándose como conservadores o derechistas modernos”.
A Grok el fascismo le parece feo. También se lo hemos preguntado y esta es su respuesta: “Mientras que podría haber aspectos superficiales o estéticos del fascismo que algunas personas encuentran visualmente atractivos, valorar el fascismo como 'bello' es problemático y potencialmente peligroso, ya que subestima o ignora las profundas implicaciones éticas y humanas de esta ideología. La belleza, en este contexto, sería una máscara para la fealdad moral y política subyacente”.