El ministro afgano para los Refugiados murió este miércoles en su oficina en Kabul en un atentado suicida atribuido a la organización yihadista Estado Islámico, en el primer ataque contra un ministro desde el regreso de los talibanes al poder en 2021.
El portavoz del gobierno talibán condenó un atentado "cobarde", efectuado según dijo por el grupo EI.
La explosión, cuya autoría no fue reivindicada, se produjo en el ministerio para los Refugiados, dijo a AFP una fuente gubernamental, precisando que fue un atentado suicida.
"Podemos confirmar que el ministro Jalil ur Rahman Haqqani perdió la vida" junto a varios de sus colaboradores, añadió la fuente, que pidió anonimato.
La cuenta del ministerio en la red social X precisó que en estos últimos días se celebraron unos talleres de formación en sus oficinas.
Los pasillos del ministerio suelen estar llenos cada día de desplazados que se presentan para reclamar ayuda o interesarse por su dossier de reinstalación en el país, que cuenta con más de tres millones de desplazados a causa de las guerras de las últimas décadas.
El ministro, que era blanco de sanciones norteamericanas y aparecía siempre pertrechado de un arma automática, era tío del influyente ministro del Interior, Sirajuddin Haqqani.
Su hermano, Jalaluddin Haqqani, fundó la poderosa red Haqqani, acusada de haber cometido algunos de los atentados más sangrientos durante el período en el que los talibanes no estuvieron en el poder en Afganistán (2001-2021).
El clan Haqqani estaría implicado en una lucha de influencia dentro del régimen.
Informaciones de prensa presentan al clan como una facción pragmática, frente al rigorismo islámico defendido por el líder supremo de los talibanes afganos, el emir Hibatullah Akhundzada, instalado en Kandahar, en el sur del país.
Desde que los talibanes tomaron de nuevo el poder en agosto de 2021 y pusieron fin a dos décadas de hegemonía norteamericana, el número de atentados disminuyó globalmente en el país.
No obstante, la rama regional del grupo Estado Islámico del Jorasán ha seguido efectuando algunos ataques, en particular contra altos funcionarios y edificios de las autoridadas talibanas.
El grupo EI reivindicó en septiembre un atentado suicida que causó seis muertos y 13 heridos ante las oficinas de la fiscalía general en Kabul.
El grupo dijo querer vengar así a "los musulmanes encarcelados en las prisiones de los talibanes", que de manera regular anuncian la detención o la muerte de miembros de la organización yihadista.
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