El padre y la madrastra de Sara Sharif, una niña anglopakistaní de 10 años, fallecida en agosto de 2023, víctima de malos tratos, fueron declarados culpables de asesinato este miércoles por un tribunal de Reino Unido.
En el juicio de un caso que horrorizó a Reino Unido y que reveló la violencia sufrida por Sara, el Tribunal Penal Central de Inglaterra y Gales, conocido como Old Bailey, en Londres, declaró responsables del asesinato de la niña a Urfan Sharif, de 42 años, y a Beinash Batool, de 30.
Además, el tío de Sara, Faisal Malik, de 29 años, hermano del padre de la pequeña, fue declarado culpable de haber "causado o hecho posible su muerte".
La sentencia y las penas para los tres encausados en este caso "extremadamente estresante y traumático", según el juez, tendrán lugar el próximo martes.
El cuerpo de Sara Sharif fue hallado el 10 de agosto de 2023 en el domicilio familiar, en Woking, a unos 45 kilómetros al suroeste de Londres, tras una llamada de su padre desde Pakistán.
Al llegar a Islamabad después de huir el día anterior, Sharif llamó a la policía británica y les dijo que había golpeado "demasiado" a su hija.
La autopsia mostró que sufrió "numerosas lesiones" sufridas durante un largo periodo.
El juicio reveló además que el cuerpo de Sara Sharif tenía 25 fracturas, que un médico sólo pudo explicar por golpes violentos y repetidos.
El cuerpo de la niña también mostraba 70 marcas de golpes o heridas.
Cuando fue interrogado durante el juicio, el padre, taxista de profesión, admitió haber causado la muerte a su hija, después de negar inicialmente todos los cargos y culpar a su pareja.
Sharif también admitió haber causado múltiples fracturas en las semanas previas a la muerte de Sara, utilizando un bate de cricket contra ella.
Los tres sospechosos se fugaron a Pakistán el día anterior al descubrimiento del cuerpo, lo que condujo a una búsqueda internacional.
Finalmente fueron inculpados y detenidos a su regreso al Reino Unido en septiembre de 2023.
Los padres de Sara Sharif se habían separado en 2015, y la pequeña vivía al principio con su madre, de origen polaco, hasta que la justicia decidió en 2019 que debían vivir con su padre.
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