Tamara Falcó e Íñigo Onieva , uno de los matrimonios más mediáticos del panorama nacional, parecen estar atravesando una etapa de reflexión en su relación. A pesar de que su amor ha sido evidente en viajes románticos y eventos sociales, la marquesa de Griñón habría pedido a su esposo dedicar más tiempo a su vida en común, según informa 'Diez Minutos' en su última edición. La pareja, que celebrará dos años de casados el próximo verano, enfrenta las dificultades que supone compaginar sus ajetreadas agendas . Íñigo, volcado en su restaurante de lujo, Casa Salesas, se ha mantenido ocupado no solo con la administración del negocio, sino también viajando por el mundo en busca de inspiración culinaria. Recientemente, compartió en sus redes sociales un intenso recorrido por Nueva York, visitando más de veinte restaurantes para tomar ideas. Mientras tanto, Tamara sigue brillando en televisión, participando como colaboradora en 'El Hormiguero' y como jurado en 'Got Talent' , además de gestionar sus compromisos con firmas de moda y belleza, y su propia línea de ropa. Aunque Tamara e Íñigo han sido captados disfrutando de escapadas, como su reciente viaje a París o su asistencia a la boda de Alonso Aznar en México, la distancia que imponen sus compromisos laborales parece haber hecho mella. «Quiero compartir más con él», habría expresado Tamara a su entorno, según la publicación. Una petición que muchos han interpretado como un esfuerzo por fortalecer su matrimonio en medio de sus responsabilidades. Además, la marquesa de Griñón ha hablado en varias ocasiones de su deseo de convertirse en madre , un sueño que de momento no se ha concretado. En recientes declaraciones, compartió cómo está llevando este proceso con serenidad y fe: «Lo estoy llevando con mucha paz, confiando en Dios. Si es que sí, es porque es mi camino; si es que no, también es mi camino». Sin embargo, Tamara también ha dejado claro que no considera la maternidad como la única vía hacia la felicidad: «Dios te ama, da igual que seas un desastre o lo peor de lo peor. Siempre te quiere». La idea de la adopción, aunque le ha rondado la cabeza, no parece estar en sus planes inmediatos: «Cumplo ahora 43 y la edad límite es 40. No lo he investigado, pero alguien me lo comentó, así que ni siquiera sé si esa es una opción». A pesar de las dificultades, la pareja no deja de mostrarse unida y enamorada . Íñigo, por su parte, está preparando una serie de eventos especiales para Navidad en su restaurante, mientras Tamara se divide entre su vida profesional y sus intentos por consolidar su sueño familiar. El futuro, como siempre, será testigo de si esta solicitud de más tiempo juntos se convierte en la clave para fortalecer aún más su relación. «Estoy haciendo todo lo posible. Si se da, fenomenal», concluyó Tamara, dejando entrever su fe en que, con esfuerzo y paciencia, todo encontrará su lugar.