Lo más difícil es asumirlo, siempre ocurre. Empezamos por negarlo, por enfadarnos, luego intentamos compararnos, buscar culpables y al final, admitimos que así son las cosas y así tienen que ser. Ya lo dice el refrán: lo poco espanta, y lo mucho, amansa, y llevamos tantos años escuchando la misma música que estamos amansados y curados de espanto. Los niños y niñas andaluces están, otra vez, entre los peores en matemáticas y en ciencias de toda la Unión Europea; también ocupan los peores puestos de la lista en cuanto pensamiento creativo —cuesta creerlo, pero los datos así lo corroboran— y, por supuesto, están por debajo de la media nacional en lectura comprensiva. Hace años, le habríamos echado las culpas al...
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