El rutinario acto de ir a hacer la compra se acaba convirtiendo en una auténtica experiencia cuando uno la realiza en otro país. Seguro que muchos, cuando planifican un viaje, prevén realizar una parada a algún mercado y que cuando ya están en su destino van a comprar agua o algún tentempié y acaban convirtiendo la visita a un supermercado en un momento en el que descubrir choques culturales. Esto mismo les ocurre a quienes se mudan a España y ven nuestro estilo a la hora de ir a hacer la compra. Ahora mismo un estadounidense lo ha vivido en primera persona. Él se llama Nick y lleva dos años viviendo en Barcelona y desde su cuenta de TikTok (@cataloniawithnick) explica su día a día y cómo va aprendiendo español y catalán. Recientemente explicó su alegría al descubrir que podía comprar un jamón ibérico entero y que te lo cortaban, una publicación que le supuso una gran repercusión, y la semana pasada subió otro vídeo con otra cosa que había aprendido en España, que le fascinaba y que hacía referencia a lo que hacen muchas abuelas . Con este vídeo ha conseguido ya más de 65.000 visualizaciones. «Hoy he aprendido una cosa nueva de la vida aquí en España», empieza él su video, exponiendo que ha decidido empezar a comprar la carne en carnicerías y tiendas de barrio y no grandes cadenas y que ha «tenido que aprender cómo van las colas, que son una locura». Nick añade que, además, acababa de ir a comprar y se había notado «perdido perdido» porque «no había la máquina de los tíquets y estaba a tope a tope». El norteamericano explica que «un grupo de españolas abuelitas supermajas se habían dado cuenta y se acercaron para enseñarme cómo va todo». «Cuando llegas hay que preguntar quién es la última y alguien te contesta y hay que acordarse de quién es y cuando llegue la próxima lo hace igual y le contestas igual», expone a sus seguidores con cara de sorprendido por algo a lo que, seguramente, los autóctonos estamos más que acostumbrados. «Así se empieza a formar una cola supersuperfija y mantienen un orden las abuelas... Si alguien intenta colarse...», asegura él entre risas. Al cabo de un rato, Nick muestra una decena de personas esperando a las afueras de una carnicería y destaca que «es una maravilla. Está a tope pero mantienen el orden». «Mira las viejitas...», añade con emoción para ver cómo se organizan. Para acabar, y a la vista de esta práctica que ha descubierto, el norteamericano avisa, en broma pero aludiendo a las dificultades que a veces se ha encontrado, de que cuando alguien se queje «de la burocracia innecesaria del Gobierno de España» o las trabas administrativas y la esperas que hay allí «les diré que se fijen en las colas de las carnicerías ».