La suya es la única candidatura que se ha presentado a la dirección de Podemos en la comunidad, por lo que renovará en un cargo que amagó con abandonar hace algo más de un año por las tensiones entre su partido y Sumar
Irene de Miguel, única candidatura a la coordinación de Podemos en Extremadura
Irene de Miguel (Madrid, 1981) lleva nueve años como diputada en la Asamblea de Extremadura y cuatro como coordinadora de Podemos en la comunidad. Ahora renovará esa responsabilidad como única candidata a la dirección de un partido que asegura que está recuperando a personas que lo habían abandonado.
De Miguel también es la portavoz del grupo parlamentario Unidas por Extremadura, que se ha presentado a dos elecciones autonómicas ya y que, hasta la fecha, permanece sólido. Quizá por ese motivo, cuando arreciaban los problemas entre Podemos y Sumar en Madrid, ella amagó con tirar la toalla. Ahora es crítica con Yolanda Díaz y valora que se pueda presionar “desde fuera” al Gobierno.
¿Cuál es la situación en la que se encuentra Podemos en Extremadura?
Nos enfrentamos a un nuevo proceso de primarias y creo que estamos en una situación muy buena, demostrando que somos un espacio político que ha sabido tejer nuestras diferencias y que ha sabido aglutinar a la diversidad de opiniones que tenemos en el espacio. En este sentido, hay que poner en valor que solo se presenta una candidatura y eso, en el contexto actual, es una fortaleza que demuestra que vamos todos a una, que lo que nos interesa es el proyecto que tenemos para Extremadura. Estoy muy agradecida a los compañeros que me acompañan en la candidatura, algunos ya han recorrido conmigo mil batallas y otros son nuevos. También es muy importante que entra gente nueva con nuevas ideas y con aire fresco para ir amoldándonos a las situaciones nuevas que van surgiendo.
Yolanda [Díaz] ha dilapidado un enorme capital político y muchísimas esperanzas
¿Han pasado factura a la formación los resultados de las elecciones autonómicas y generales de 2023?
Pues mire, casualmente hemos tenido una subida de personas militantes en los últimos meses y eso es una buena noticia porque hay gente que se está dando cuenta de que hay que arrimar el hombro. Además, en la candidatura hay gente que se había alejado del proyecto y que ha vuelto. Eso es realmente importante, recuperar a personas que en un momento dado se fueron porque, a lo mejor, no estaban de acuerdo con ciertas posiciones, es una señal de que es un momento en el que tenemos que remar todos a una y dejar nuestras diferencias para centrarnos en lo importante, en lo que nos une.
Ya que habla de desacuerdos, ahora quiere renovar su responsabilidad orgánica en Podemos, pero en septiembre de 2023 puso su cargo a disposición del partido que no compartía su estrategia nacional por cómo se estaba afrontando entonces la relación con Sumar. ¿Ahora sí hay un total acuerdo?
En ese momento, lo que les dije a los compañeros es que tenía claro que se tenía que seguir trabajando por la unidad. Fue un momento difícil para Podemos que desembocó en la salida de la coalición Sumar. Pero ahora mismo estamos jugando una baza muy importante en el Congreso para demostrar al PSOE que se pueden hacer las cosas de otra manera. Sumar no está dando la batalla necesaria para contraponer una deriva que está haciendo que el Gobierno se vea ya amortizado. Por eso es importante seguir presionando, desde fuera en este caso, para plantear la urgencia de cuestiones como la emergencia habitacional o una posición nítida contra el genocidio en Palestina. Son cuestiones claras que las compañeras que están en estatal lo están haciendo con mucha fuerza.
“Yolanda Díaz es el futuro de Podemos y la gran esperanza de este país”. Es una afirmación suya de 2022. Dos años y medio después de esta afirmación no es lo primero, ¿pero tampoco es lo segundo?
Han pasado muchas cosas desde ese momento. Yolanda [Díaz] ha dilapidado en todo este tiempo un enorme capital político y muchísimas esperanzas que tenían depositadas en ella la gente progresista de este país. No ha sabido tejer, no ha sabido coser y no ha sabido liderar y por eso ha tenido que abandonar la dirección de Sumar. Sigo creyendo que es una excelente ministra de Trabajo, pero no ha sabido liderar el espacio de izquierdas.
Guardiola ha demostrado mucha soberbia con los presupuestos, si no salen será la única responsable
¿Por qué cree que en Extremadura sí ha sido posible esa confluencia de la izquierda que lleva funcionando desde 2019?
Funciona cuando te miras muy poco el ombligo y se piensa más en lo que nos une que en lo que nos separa. El secreto es actuar con respeto y generosidad. Creo que esos son ingredientes básicos para que las confluencias echen a andar y se mantengan. En mi caso solo tengo palabras de agradecimiento para mis compañeros de Izquierda Unida, de Alianza Verde y también para los compañeros de Extremeños cuando nos acompañaron en la legislatura pasada. Se trata de respeto, de generosidad y saber entender el momento en el que estamos y hacia dónde tenemos que caminar anteponiendo los intereses de la tierra a los intereses particulares.
Hace año y medio, cuando el PP aún no gobernaba y Vox no tenía sitio en la Asamblea, dijo que el principal reto era hacer frente a la sequía. Desde entonces ha llovido en todos los sentidos. ¿Cuál es para la izquierda el principal desafío ahora?
Nuestro principal reto ahora mismo es luchar contra el debilitamiento de los servicios públicos y también, obviamente, luchar contra la emergencia climática. Aunque ahora mismo no estemos viviendo una sequía, somos cada vez más conscientes de a lo que nos estamos exponiendo. Necesitamos hacer políticas que mitiguen el cambio climático, que nos prevengan del mismo y que nos mantengan preparados para lo que puede venir, y la única manera de estar preparados es con unos servicios públicos fuertes, con una sanidad fuerte, con unos servicios de emergencias fuertes y una educación pública fuerte. Pero el PP aquí y donde gobierna demuestra siempre su leitmotiv es privatizar lo público para hacer negocio con ello y eso no lo podemos permitir.
El PSOE se podemiza cuando está en la oposición, es más de izquierdas
¿El PP de Guardiola en minoría es mejor que el tándem PP-Vox de principios de la legislatura?
No se crea, no ha habido una gran diferencia, por no decir que no se ha notado en nada, ni siquiera en unas negociaciones de presupuestos en las que entendíamos que tenían que ser más generosos y haber tendido la mano a la oposición. A Unidas por Extremadura se nos dijo desde el primer momento que no iban a mover ni una coma de su propuesta fiscal sabiendo que era la gran diferencia que tenían con nosotras y el mismo día de la reunión anuncia la señora Guardiola 20 millones para el regadío de Tierra de Barros. Eso fue un guiño en exclusiva a Vox porque sabe que nosotras defendemos que se deben acabar ya las expectativas falsas hacia los agricultores de Tierra de Barros. La señora Guardiola ha mostrado demasiada soberbia con la oposición porque solo quería a Vox como compañeros de viaje. Por eso, obviamente, si no salen las cuentas adelante, la única responsable va a ser ella.
Parece que ahora PSOE y Unidas por Extremadura, ambos en la oposición, se entienden más que antes.
Buenos, es que el PSOE en la oposición se podemiza mucho y ahora hay cuestiones que son impensables que pudieran defender cuando estaban gobernando. A veces me llevo gratas sorpresas al ver cómo han cambiado sus discursos y han modulado sus posiciones respecto a cuando estaban en la Junta de Extremadura. El PSOE se hace más de izquierdas cuando está en la oposición.
Bueno, a la izquierda se la acusa en ocaciones de luchar por ideales y de no hablar de las cosas de comer.
Eso no es verdad. Hablamos de modelo energético y eso es hablar de las cosas de comer. Hablamos de sanidad, de las listas de espera, dde las ambulancias, y eso es hablar de las cosas de comer. Hablamos de lo que verdaderamente afecta a los extremeños y a las extremeñas porque Unidas por Extremadura está muy apegada al territorio, por lo tanto, también lo está Podemos. Hablamos de lo que le interesa a la ciudadanía y no nos liamos en debates culturales o debates que son demasiado identitarios para la izquierda, pero que a lo mejor no son ahora mismo prioritarios para la ciudadanía. Estamos centrados en los verdaderos dolores y problemas que tiene Extremadura, que son muchos.