Los socialistas evitan el choque en público y piden centrarse en sacar los Presupuestos: "Hay que respetar esas negociaciones. Nadie se debería despistar de las políticas que mejoran la vida de la gente”
El PSOE descarta la cuestión de confianza que pide Puigdemont y la enmarca en su estrategia de negociar los Presupuestos
No es la primera, ni la cuarta, ni la décima vez que Carles Puigdemont amenaza con acabar con Pedro Sánchez desde que la carambola electoral de las generales le otorgara la sartén por el mango de la legislatura. En el PSOE y en el resto de sus socios del Congreso han perdido la cuenta, pero de tanto repetirse la misma estrategia se muestran convencidos unos y otros de saber a estas alturas por dónde van los tiros de Junts. Por eso, ni en la Moncloa ni en el conjunto de grupos parlamentarios cundió el pánico con el anuncio de este lunes.
Tras la reunión de su Ejecutiva, Puigdemont compareció para poner en liza una de sus especialidades: captar la atención de la política nacional y de los titulares de la prensa. El expresident se desmarcó con la petición formal de una cuestión de confianza al presidente Sánchez, a quien acusó de “no ser de fiar” y de no cumplir su palabra. Una acusación que entre las filas socialistas había quien recibía con sorna: “Nosotros cumplimos lo que decimos. ¿Él no dijo que dejaba la política si no era president?”.
Lo cierto es que más allá de que en el PSOE consideren que Junts insiste en su estrategia de acaparar protagonismo y foco mediático para rearmarse ante una negociación relevante, el momento y las formas del anuncio de Puigdemont sí sorprendieron en Ferraz. Porque las conversaciones a varios frentes con los independentistas catalanes avanzan según todas las fuentes consultadas. Y porque esa interlocución propició hace tan solo dos semanas un pacto fiscal que Mìriam Nogeras y los suyos celebraron como propio.
“Respetamos sus estrategias políticas y por supuesto las propuestas que tengan que hacer”, señalan en el Gobierno, donde se mantienen firmes en la línea de no confrontar con Junts y de evitar el choque público, pero donde también apuntan que la propuesta de la cuestión de confianza les resulta extemporánea: “Suelen decir cosas de este tipo cuando entramos en las fases relevantes de las negociaciones, pero sinceramente creemos que hay un punto de sobreactuación porque las conversaciones con ellos van bien desde hace meses y creemos que los acuerdos están cerca”.
De hecho, hay quien en las filas del Ejecutivo esperaba que el acuerdo sobre la delegación de competencias en materia de gestión migratoria, comprometido con Junts a cambio del respaldo a varios decretos económicos, fuese hecho oficial de manera inmintente. Bajo la representación de Francesc Homs, los independentistas negocian de manera bilateral en el Congreso con el ministerio de Elma Saiz esas delegaciones de competencias, que según fuentes de la propia dirección parlamentaria de Junts se encontraban muy avanzadas hace ya dos semanas.
Ese entendimiento se sumaba, además, al de pacto fiscal aprobado en la Cámara Baja con el apoyo de la mayoría de investidura, un acuerdo que el Gobierno también selló en su día con Junts y con el PNV de manera preferente frente al resto de socios. Las fuentes independentistas catalanas consultadas entonces celebraban que los de Pedro Sánchez hubieran cumplido “punto por punto” todo lo comprometido. Y aunque especificaban que la senda de estabilidad y los Presupuestos eran “carpetas diferentes” para negociar, admitían que la exitosa interlocución con el departamento de María Jesús Montero sentaba las bases de una forma de trabajar para el futuro.
Por todo ello, en el PSOE se muestran convencidos de que el paso dado este lunes no pone en riesgo la legislatura y ni siquiera hace tambalearse a las conversaciones que ya hay en marcha, que insisten en que van por buen camino. Creen, de hecho, que si Puigdemont fuera en serio con su amenaza lo tendría muy fácil y le bastaría con acercarse a Feijóo y a Vox para presentar una moción de censura, algo que creen firmemente que no ocurrirá.
Interpretan en las filas socialistas que el movimiento de este lunes, por el contrario, intenta encarecer a última hora el acuerdo que ya se ultimaba sobre las competencias en migraciones, aunque recuerdan que asuntos como el control de fronteras están “absolutamente” descartados en el intercambio de cesiones porque se salen del marco de las conversaciones establecido en su día.
En público, desde el Gobierno y desde el PSOE prefieren, por el momento no echarle gasolina al fuego. “Pedro Sánchez y todo el Gobierno son de fiar. Estamos en las negociaciones de Presupuestos y hay que respetar esas negociaciones. Pido a todo el mundo que no se despiste de las políticas que mejoran la vida de la gente”, se limitó a responder este lunes Enma López, nueva secretaria de Economía de la Ejecutiva del PSOE.
En la Moncloa, mientras, recuerdan que la competencia para convocar una cuestión de confianza es exclusiva del presidente. Y se muestran tranquilos porque, a juicio de todas las fuentes consultadas en el Ejecutivo, no exista “ninguna pulsión” entre los aliados del Gobierno para poner en duda ni a Pedro Sánchez ni a la continuidad de la legislatura.