El presidente francés ha mantenido este lunes en el Elíseo reuniones con los líderes comunistas y ecologistas, tras reunirse con los socialista el pasado viernes. "Ha accedido a cambiar de método", ha afirmado a la prensa la líder ecologista, Marie Tondelier
El doble fracaso de Emmanuel Macron: el retorno fallido del 'viejo mundo' y el auge de la extrema derecha en Francia
El presidente Emmanuel Macron vuelve a ocupar el primer plano de la escena política, después de la dimisión del primer ministro francés, Michel Barnier, obligado por una moción de censura apoyada el pasado miércoles por una mayoría de la Asamblea Nacional. Macron ha continuado este lunes con la primera ronda de consultas en busca de un compromiso de no censura entre las fuerzas políticas como paso previo antes de nombrar a un sucesor de Barnier a la jefatura del Gobierno.
El viernes pasado, antes de centrarse en la celebración de la reapertura de la catedral de Notre-Dame durante el fin de semana, a la que acudieron jefes de estado y de gobierno de todo el mundo, Macron mantuvo las tres primeras reuniones con miembros de la coalición centrista, con representantes del Partido Socialista (PS) y, por último, con diputados de Los Republicanos (el partido de Michel Barnier).
Este lunes le ha tocado el turno a ecologistas, comunistas y a representantes del Grupo Libertades, Independientes, Ultramar y Territorios (que agrupa a 23 diputados de diferentes familias políticas). Según Marine Tondelier, secretaria general de los ecologistas, el presidente francés les ha propuesto un “nuevo método” para la elección del primer ministro, una “reunión de distintas fuerzas políticas para debatir una plataforma programática”, una mesa de negociación conjunta a los diferentes partidos con representación parlamentaria con excepción de la ultraderechista Agrupación Nacional (RN) de Le Pen.
Tondelier ha afirmado, al término de la reunión con Emmanuel Macron, que el presidente le había transmitido que “la solución ya no puede estar basada en un acuerdo con Agrupación Nacional [partido de Marine Le Pen]”, ya que la estrategia de situar a Le Pen en posición decisiva había conducido a la adopción de una moción de censura de Barnier. “[Emmanuel Macron] ha dejado muy claro que no consideraba que Agrupación Nacional estuviera entre las partes que deseaban participar en las conversaciones”, añadió.
Por su parte, Fabien Roussel, secretario del Partido Comunista Francés (PCF), ha explicado que había enumerado al presidente las prioridades de su grupo, en particular “la cuestión del poder adquisitivo” y “las pensiones”, que podrían ser abordadas durante “una conferencia social”.
El viernes el coordinador de la Francia Insumisa, Manuel Bompard, había anunciado que su partido no acudiría al Elíseo, pese a haber recibido también la invitación. “No puede haber ninguna discusión con el jefe del Estado que no sea el nombramiento de un gobierno del Nuevo Frente Popular (NFP)”, transmitió en un comunicado.
La presencia del resto de líderes de la coalición progresista y la ausencia de LFI ilustra las diferencias de posición en el seno del NFP. Socialistas, ecologistas y comunistas han cambiado el discurso con respecto a la pasada ronda de consultas realizada en verano, cuando los cuatro partidos cerraron filas respecto al programa y a la candidata común, Lucie Castets.
Unas horas antes de ser recibido en el Elíseo, el primer secretario del PS, Olivier Faure, sorprendió afirmando, en una entrevista en Franceinfo, estar dispuesto a discutir con los centristas e incluso con los conservadores sobre la base de “concesiones recíprocas” para alcanzar “compromisos sobre todos los temas”. Incluyendo una renuncia temporal a la derogación de la reforma de las pensiones, otro de los puntos de bloqueo en las negociaciones con los partidos de izquierda en la ronda de consultas del pasado verano.
Ante la inestabilidad provocada en los últimos días por la caída de Michel Barnier y el rechazo a los presupuestos, LFI se está quedando solo en su rechazo frontal a una negociación con los partidos de fuera del NFP. Poco después de la entrevista de Faure en Franceinfo, el líder de los insumisos, Jean-Luc Mélenchon, reaccionaba en la red X afirmando que “LFI no ha dado a Olivier Faure ningún mandato, ni para ir solo a esta reunión, ni para negociar un acuerdo y hacer 'concesiones recíprocas' a Macron y a LR. Nada de lo que diga o haga en nuestro nombre o en el del NFP”.
“Cuando Jean-Luc Mélenchon dice que no nos ha dado un mandato para negociar, es totalmente cierto: yo no recibo mandatos de él, yo hablo en nombre de los socialistas, en interés del país y para intentar salir del bloqueo institucional”, respondió Faure a la salida de la reunión con el presidente.
El secretario general de los socialistas añadió entonces que, en la reunión, Macron no había puesto “ninguna condición previa sobre ningún tema” y que los socialistas iban a continuar reclamando el nombramiento de un “primer ministro de izquierdas”, pero sobre la base de un “acuerdo de no censura”. Ese acuerdo debería incluir la garantía de “no recurrir al artículo 49.3” de la Constitución que permite aprobar leyes por decreto y la voluntad de encontrar “compromisos” entre los partidos que formaron un frente republicano contra la extrema derecha en las últimas legislativas.
No obstante, por el momento el Elíseo mantiene un silencio total sobre el nombre del futuro primer ministro. Los medios franceses evocan estos días una interminable lista de candidatos potenciales para reemplazar a Michel Barnier —que se mantendrá en funciones hasta el nombramiento de su sucesor— y cada día se añaden nuevos nombres.
De manera general, esos candidatos potenciales se pueden agrupar en cuatro perfiles distintos: el de un político de centro-derecha, en una línea similar a Barnier (varios medios franceses citaban este lunes el nombre de François Bayrou); el de un socialdemócrata capaz de asegurarse el apoyo de una parte de la izquierda; el de un conservador del ala derecha de los Republicanos (el principal candidato sería el actual ministro del Interior Bruno Retailleau) o bien una figura independiente venida de la sociedad civil y que no tenga vínculos con el mundo de la política.
Entre tanto una ley especial para permitir el funcionamiento del Estado si, como parece, el año acaba sin unos nuevos presupuestos —una medida de urgencia anunciada por Macron en su discurso televisado del pasado jueves— ya está preparada, según ha asegurado este lunes el actual ministro de Finanzas en funciones, Laurent Saint-Martin. “Llevamos trabajando en ella cinco días, desde que este Gobierno fue censurado, para preparar esta ley especial, que podríamos presentar en el próximo Consejo de Ministros”, ha explicado.