A uno de los mejores escritores de la historia de la literatura, Cormac McCarthy, el impresentable movimiento woke le pretende poner la proa un año después de su muerte. Cuando el genio norteamericano tenía cuarenta y dos tacos y acaba de publicar la primera de sus pocas novelas, una adolescente de dieciséis primaveras, revolver al cinto, le paró en la piscina de un motel en Tucson, Arizona. El escritor le preguntó si le iba a disparar y ella le pidió que le firmará su novela. La adolescente se llamaba Augusta Britt. Al año siguiente empezaron una relación de amor y sexo que duraría cerca de medio siglo. Vivieron juntos en Texas y realizaron varios viajes a México. Él le pidió...
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