Hemos mutado en piñata. Los mexicanos somos el blanco favorito de políticos canadienses y estadounidenses populistas que acusan a su vecino del sur de servir de trampolín a los chinos para exportar sus productos a Estados Unidos.
Al respecto hay una buena y una “mala”. La “mala” es que un reporte de una importante consultora de Chicago brinda detalles que confirman que en efecto, inversiones chinas llegan por montones al país, para aplicarse en la exportación hacia el norte.
La buena, es que se suman señales que advierten que sí se acerca un 2025 lleno de tormentas originadas en la Casa Blanca, pero el largo plazo pinta prometedor.
La estadounidense Kearney es una firma de Chicago, Illinois, que presume de ser líder mundial de consultoría para directivos de las empresas globales más grandes, gracias a su ejército de 5 mil 700 ejecutivos que trabajan en más de 40 países.
Envió a sus clientes su Kearney’s Reshoring Index que en resumen indica que Estados Unidos progresa en su intención de reducir sus importaciones. Y en lo concerniente a las compras que hace de México, su mayor socio comercial, la consultora notó que son los mismos directivos de empresas estadounidenses quienes influyen en una polémica tendencia:
“Vimos a varias empresas estadounidenses pedir a sus proveedores chinos que establecieran una ‘cadena de suministro más corta’ agregando una ubicación en México. Aunque los números no parecen mostrarlo todavía, esta colaboración chino-mexicana ahora ha cobrado una velocidad superior”.
Sus analistas advierten un disparo reciente en el número de viajeros volando entre México y China y el volumen de contenedores chinos llegando a puertos nacionales también aumenta aceleradamente.
En efecto. Las cifras oficiales de inversión extranjera directa (IED) en México no evidencian un ascenso en el capital proveniente de China. ¿Por qué no hay concordancia?
Kearney advierte que en 2023 las empresas chinas anunciaron 19 inversiones por un total de 8 mil 140 millones de dólares que no aparecen en informes oficiales todavía, aunque parte de ese capital debe reflejarse entre el final de 2024 y durante todo 2025.
Un ejemplo concreto ayuda a entender el fenómeno. La fabricante de grúas y camiones para minería Lingong Machinery Group anunció hace un año la construcción de infraestructura de producción por un valor de 5 mil millones de dólares en Nuevo León, pero el efecto de esa inversión empezará a sentirse hasta el final del año entrante.
Existen otras razones por las cuales no va a aparecer el dinero chino en los registros mexicanos: “Algunas de estas inversiones se canalizan a través de filiales en Estados Unidos u otros países. Otras se realizan mediante empresas conjuntas entre empresas chinas y mexicanas”, advierte Kearney.
La política comercial de Estados Unidos depende de que la cadena de suministro siga conectada principalmente con México y en Canadá, en afán de hacer más eficiente su propia economía.
Lejos de presionar un rompimiento con México, los principales directivos de empresas estadounidenses empujan a sus proveedores chinos a instalarse en el país, y su poderosa US Chamber of Commerce insistió este fin de semana en que la política económica de Donald Trump debe apuntar a un mayor crecimiento económico, sustentado entre otras cosas, en más tratados comerciales y una sólida relación con sus vecinos.
Incluso los socios de esa cámara realizaron una encuesta que evidencia que la mayoría de los estadounidenses apoyan la lógica de libre flujo internacional de bienes y servicios. Ya la comentaré aquí.
El reto principal para México probablemente no vendrá de los aranceles que aplique eventualmente la administración de Donald Trump, sino de la deficiente infraestructura nacional, particularmente energética. México depende del gas natural estadounidense y Pemex carece de dinero para operar, lo que indica que no elevará la producción nacional de este combustible útil para químicos y para generar electricidad.
La presidenta Claudia Sheinbaum haría muy bien en mejorar la gerencia de Pemex que resultó desastrosa al menos durante los dos sexenios pasados. Si avanza en esa materia, estará apoyando sólidamente a brindar una mejor perspectiva a la manufactura mexicana y a quienes trabajan en ésta.