El Betis estuvo a punto de comprometerlo todo y mucho más contra un Sant Andreu que es toda una liga inferior al Betis Deportivo. Eso es difícil de asumir. Y apenas unas horas después de estar tan cerca de firmar el acta de defunción copera —de no ser porque Busquets Ferrer rayó al nivel que rayó— parece que ya todo ha pasado. Que se ha ganado fuera como fuera y a dieciseisavos, que era lo que importaba, y que en el entrenamiento pospartido habrá algo otra conjura y a pensar en qué breva caerá de los árboles contra el Barcelona. Ni de lejos. El fantasma del fracaso, la gran decepción, con tantos antecedentes continentales y algunos del K.O., sigue al...
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