El técnico de luces de Él Mató a un Policía Motorizado no podía dejar de moverse y cantar mientras la banda que lo contrató interpretaba todo su repertorio. Apasionado, mientras giraba perillas y subía y bajaba faders, hacía un headbanging incesante; imparable.
Como aquel técnico, perteneciente a la banda de La Plata, Argentina, una masa embutida de costarricenses disfrutó al quinteto rockero, que este miércoles 4 de diciembre visitó por tercera vez nuestro país.
Su setlist fue un repaso justo de su discografía, que se inauguró hace 20 años, y que incluye como placa más reciente el álbum Súper Terror (2023). Por cerca de hora y media, la banda ofreció un show dadivoso. Incluyó temas reflexivos y otros más iracundos, acompañados de visuales dinámicos y un juego de luces evidentemente fulgurante. No se acabó una, sino dos veces, pues la audiencia no dejó que el grupo se fuera sin un segundo encore.
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Esa convocatoria masiva y exultante que el grupo consigue en sus conciertos, como el de este miércoles, se debe, me atrevo a decir, a su comunicación de ideas simples, pero efectivas. La lírica de Santiago C. Motorizado (líder, bajista y vocalista de la banda) tiene el atributo de sentirse casual, cercana y empatiza.
Sin tener que darle mucha vuelta a cada idea, las líneas son elocuentes y poéticas. Logran ser hermosas, crudas y profundas. Musicalmente el resultado también es directo. Cuando las guitarras pretenden ser crudas, se sienten potentes, cuando la batería quiere cabalgar con más fuerza, los platillos lo enfatizan al oyente. La interpretación vocal de Santiago es clara, como alguien que comunica sus emociones con seguridad. Su voz, en el centro de la mezcla sonora, contribuye a enfocar la atención en él.
En sus canciones, muchas de ellas emotivas, se transmite reiteradamente un deseo de estar mejor, un optimismo que persiste incluso ante las incertidumbres. Es ahí, justamente, donde, por medio de líricas anecdóticas, se conecta con la audiencia. Con ese vínculo se provoca una réplica que viene desde las gargantas que no quieren dejar de repetir lo que el cantante les está recitando.
La noche eterna, Tantas cosas buenas y El tesoro fueron parte de la receta de Santiago y compañía. En temas como Amigo piedra —una canción que tiene si acaso cinco líneas de letra— la audiencia demostró su devoción, al igual que en otro tema que no podía faltar, El mundo extraño, fácilmente reconocible desde la melodía inicial de la guitarra.
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Una propuesta como la de Él Mató, ha sido influyente en diversas partes del continente latinoamericano. En el caso de Costa Rica, una de las bandas con un sonido afín, fue elegida para inaugurar la noche. Adiós Cometa hizo lo propio por casi media hora para inaugurar la velada.
Musicalmente no habría nada más que pedirle a un concierto como el del miércoles. En cuanto al venue, ojalá algún día Pepper’s Club se digne a invertir en ventilación, que esté a la altura de las agrupaciones que acoge y al público que paga por estar ahí. Con eso en cuenta, “todo va a estar más o menos bien”, como canta esta gran banda argentina.
EL CONCIERTO
Artista: Él mató a un policía motorizado
Artista Invitado: Adiós Cometa
Lugar: Pepper’s Club
Fecha: 4 de diciembre
Organización: Arrecife