Ocho días después del trágico accidente de una avioneta que se estrelló en los cerros de Escazú y cobró la vida de cinco personas, grupos de excursionistas están organizando visitas al sitio del impacto, entre los cerros Pico Blanco, Pico Alto y Rabo de Mico.
En el sitio fallecieron el piloto Mario Miranda Ramírez (40 años); la copilota Ruth Mora Chavarría (26); el empresario Enrique Arturo Castillo Incera (56); Gabriela López-Calleja Montealegre (64) y Jean Franco Segura Prendas (28), ambos trabajadores de Horizontes Nature Tours. La única sobreviviente, Paola Amador Segura, continúa hospitalizada en el Hospital Nacional del Trauma, del Instituto Nacional de Seguros (INS).
Familiares de las víctimas ahora exigen respeto para quienes están cobrando ¢5.000 por llevar a los curiosos a este paraje montañoso y tomarse fotos con los restos de la aeronave, una Cessna 206 TI-GER.
Por medio de redes sociales, un grupo llamado Amigos de la Montaña organizó una caminata hacia la zona del siniestro, prevista para el 8 de diciembre. La actividad contemplaba un recorrido de 14 a 16 kilómetros, pasando por puntos como la Ventolera y el mirador la Cara del Viejo antes de llegar a la aeronave.
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El anuncio provocó indignación entre las familias. Teresita Segura, madre de Paola, calificó esta iniciativa como una falta de empatía.
”Es una falta de respeto. Mi hija está luchando, y las personas que no están, es muy feo. No deberían ni subir personas a un lugar donde ella sufrió mucho. No es posible que la gente sea tan alta de corazón.”, dijo.
Por su parte, José Gabriel Mora, tío de Ruth Mora, expresó su rechazo hacia quienes acuden al lugar del accidente para tomarse fotos.
”¿Qué tienen ellos que andar haciendo ahí? Nosotros como familia hubiéramos querido ir para ayudar, pero no lo intentamos porque es peligrosísimo. Con todo lo que ha pasado, yo creo que ir ahí es indebido”, mencionó indignado.
Don José Gabriel también pidió la intervención de las autoridades, para evitar que pase otra tragedia o que vean como algo bueno ir a un sitio donde murieron víctimas de un accidente. “Tal vez que la Cruz Roja haga un llamado de atención, o que las autoridades multen a la gente que llega ahí, porque eso está mal. No es bonito para uno como familiar.”
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Un miembro de Amigos de la Montaña, quien prefirió mantener el anonimato, aseguró que “inocentemente” se involucró en la organización del viaje a la montaña. ”Yo no he ido siquiera. Hay gente que se ha tomado fotos encima de la avioneta y hasta robándole piezas. Yo ni siquiera conozco ese lugar,” declaró.
El organizador mencionó que, tras recibir amenazas, decidió cancelar la caminata:”Yo hago cosas buenas para la comunidad y nunca me habían dicho nada. Ahora que cometí un error, me crucificaron. Voy a dejar que las aguas bajen,” aseguró.
Además de la polémica, este tipo de actividades pone en riesgo a los visitantes y genera altos costos para las autoridades. La Cruz Roja confirmó que rescates similares han tenido costos millonarios.
Ricardo Arias, coordinador de prensa de la institución, indicó que, aunque el costo de las operaciones para el rescate de Paola Amador y los cuerpos de las víctimas aún no se ha calculado, eventos similares como el rescate de una turista española en los alrededores del volcán Turrialba han llegado a costar hasta ¢48 millones.