La inclusión y accesibilidad de las personas con discapacidad en las empresas no es solo un imperativo ético, sino una necesidad estratégica para el desarrollo integral de nuestra sociedad. En un mundo que avanza hacia la equidad, las empresas deben entender que abrir sus puertas a este colectivo enriquece tanto su entorno laboral como su impacto social.
Las personas con discapacidad aportan perspectivas diversas, fomentan la innovación y contribuyen a derribar prejuicios arraigados. Su integración no es caridad ni concesión: es reconocer el talento en todas sus formas. Según estudios recientes, los equipos inclusivos tienen un desempeño superior y una mayor capacidad para adaptarse a los desafíos de un mercado globalizado.
Pero la inclusión no basta sin accesibilidad. Garantizar entornos laborales que sean física, tecnológica y culturalmente accesibles es clave para que esta integración sea efectiva. Esto implica un cambio de mentalidad que trascienda el cumplimiento de normas legales. Es apostar por una convivencia enriquecida, en la que todos tienen un lugar.
En este contexto, y con motivo del día internacional de las personas con discapacidad, LA RAZÓN ha celebrado una mesa de análisis y debate sobre integración y diversidad en la empresa, y para ello ha congregado a cuatro expertos y agentes activos de la administración y el mundo empresarial, verdaderos expertos en la materia, para poner sobre la mesa la situación actual de estas personas en relación al mundo laboral.
Participaron en el debate Camino San Millán, directora de inclusión y diversidad de Acciona, Ana Muñoz de Dios, directora general de la Fundación Integra, Luis Cayo Pérez, presidente del Cermi (Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad) y Jesús Martín, director general de derechos de las personas con discapacidad del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 del gobierno de España. El debate estuvo moderado por la periodista Cristina Ruiz.
El objetivo del encuentro no era otro que el de poner de manifiesto la situación que vive en la actualidad el 6,5% de la población española, alrededor de tres millones de personas con algún tipo de discapacidad reconocida, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) provenientes de la Encuesta de Discapacidad, Autonomía Personal y Situaciones de Dependencia (EDAD).
Tras unas primeras palabras de presentación y bienvenida de la moderadora, Camino San Millán destacó cómo «la inclusión de personas con discapacidad en Acciona es una fortaleza de las capacidades de la compañía», que lleva más de 20 años apostando por la inclusión como un pilar fundamental de su estrategia global. Por su parte, Ana Muñoz de Dios referenció las más de cinco mil personas que han encontrado un puesto de trabajo gracias a la labor desempeñada desde Fundación Integra, destacando además que «la inclusión es un valor incalculable para las empresas, que cada vez más piden integrar a personas con discapacidad en cuotas mucho más altas que las marcadas legalmente.
Sin embargo, en opinión de Muñoz de Dios aún queda mucho por hacer, aunque se ha avanzado significativamente en este campo. Una idea que comparte Jesús Martín, para quien «únicamente una toma de conciencia por parte de toda la sociedad será lo que permita una transformación total del mercado laboral» en cuanto a la integración de personas con discapacidad se refiere. Para Martín, el objetivo aún está por conquistar, siendo muy necesaria una actitud proactiva para «hacer más y hacer mejor».
Para Jesús Martín, aunque la parte del camino recorrido es muy grande, aún queda mucho por hacer, y esta es una de las principales tareas que llevan a cabo desde el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030.
Luis Cayo, por su parte, aportó el dato de que las empresas son reflejo de la sociedad, y para ser empresas exitosas «tienen que parecerse y ser reflejo a la sociedad a la que pertenecen». Si en España cerca del 10% son personas con discapacidad, las empresas deberían incorporar un porcentaje equivalente en sus plantillas.
Uno de los grandes logros que se busca en el acompañamiento a las personas con discapacidad desde instituciones como la Fundación Integra o el CERMI es el empoderamiento. En muchas ocasiones existe un sesgo muy interiorizado, avalado por experiencias negativas anteriores o por una conciencia social arraigada, que hace ver a las personas con discapacidad como menos válidas para desarrollar una actividad profesional.
Por eso, para reducir y eliminar esta idea tanto de la sociedad como de las empresas y, sobre todo, de estas personas, se trabaja en numerosos ámbitos tanto desde el sector privado como desde el público.
Según explica Luis Cayo, «vivimos un momento en el que la preparación de las personas con discapacidad es la más alta, pero aún así las tasas de inclusión no son las deseables». Para el presidente de CERMI, un gran problema es la inactividad forzada, un aspecto que «hay que trabajar desde unas buenas políticas de empleo, pero también desde la educación» más temprana. «La educación inclusiva permite a las personas con discapacidad añadir valor al mercado laboral», concluyó Cayo.
Desde las empresas también se trabaja en este sentido. Camino San Millán destacó cómo para Acciona la inclusión es una fuente de talento con un gran valor, y prueba de ello son los programas de formación por el que pasan todos los empleados que entran a formar parte de Acciona. «Dentro de la formación que recibe un trabajador al comenzar a trabajar en Acciona hay programas específicos para saber cómo tratar y actuar con personas con discapacidad, algo que puede sonar evidente, pero resulta muy necesario y ha supuesto un gran avance para la compañía», explicó.
San Millán también destacó la creación de la Oficina de la Discapacidad, «una iniciativa con recursos, apoyo, además de formación y sensibilización, para hacer que la entrada y adaptación de las personas con discapacidad en Acciona sea lo más satisfactoria posible, tanto para ellas como para los equipos y departamentos donde desarrollará su actividad profesional».
Esta actitud de las empresas es muy necesaria para avanzar en la inclusión. Como explicó Jesús Martín, «la empresa es catalizador de derechos humanos», y en este sentido es muy necesaria una capacidad para trascender las cuotas legales de inclusión.
Un punto en el que coincidió Ana Muñoz de Dios, que explicó cómo de un tiempo a esta parte «estamos viendo cómo las empresas piden masivamente incorporar a personas con discapacidad a sus plantillas», en muchos casos muy por encima de las cuotas legalmente exigidas.
Una de las principales conclusiones de la mesa de debate es que, aunque se está avanzando mucho hacia la inclusión, aún queda mucho por hacer. Por ejemplo, desde las empresas, Ana Muñoz apunta que uno de esos objetivos a conquistar es «pasar de enfocar las entrevistas de trabajo en la discapacidad a hacerlo en el talento».
Camino San Millán puso el foco en que se piensa que «las barreras para la inclusión están en la discapacidad, pero realmente están en el entorno». Las barreras de actitud son otra de las metas que se quieren conseguir en el mundo empresarial, y para ello la educación, como apuntó anteriormente Luis Cayo, es esencial.
Para el presidente de CERMI «las empresas tienen que entender que la inclusión no es un favor bienintencionado o paternalista, sino que es un favor que se hacen a sí mismas y a la sociedad».
Jesús Martín concluyó reflexionando sobre la importancia de la colaboración público privada para lograr cotas de inclusión significativas, logrando que el mundo laboral sea un entorno de crecimiento profesional, personal, en dignidad y derechos para las personas con discapacidad.
Con esta idea se cerró la mesa de debate, que pudo seguirse a través de la web de LA RAZÓN.