El World Architecture Festival 2024 premió un proyecto singular como el Edificio del Año: una escuela pública ubicada en Europa. Esta obra destaca por su capacidad para integrar elementos culturales y sostenibles en un entorno educativo. La remodelación de la escuela fue aclamada por su diseño arquitectónico innovador y también por su enfoque que promueve el aprendizaje junto al medio ambiente.
La escuela pública resalta por su vínculo con la cultura indígena, una característica que se refleja en los detalles de su fachada, adornada con arte aborigen, y en su jardín comunitario que presenta plantas nativas. El premio otorgado por el festival subraya cómo el diseño arquitectónico puede tener un impacto significativo en la vida de los estudiantes y en el entorno social que los rodea.
Una modesta escuela en un suburbio de Sídney logró ser elegida como World Building of the Year 2024, superando a más de 200 proyectos de gran escala que competían por este prestigioso título. Entre los aspirantes se encontraban un observatorio astronómico en Chipre, una estación en Polonia, una planta de energía solar en Turquía, la terminal de un aeropuerto en Singapur y una torre residencial en México.
Este proyecto, diseñado por el estudio FJC Studio, sorprendió a los expertos y jurados del festival por su enfoque innovador y sostenible en la arquitectura educativa. La remodelación de esta escuela, situada en el suburbio de Chippendale, se destacó por su integración con el entorno y su capacidad para fomentar un ambiente de aprendizaje inclusivo y respetuoso con la cultura local.
Además, el diseño incorpora elementos significativos de la cultura indígena australiana, como arte aborigen en la fachada y un jardín comunitario con plantas nativas, lo que refuerza el compromiso social del proyecto.
La utilización de materiales sostenibles y la adaptación al entorno natural de la región fueron una de las claves para que este proyecto fuera reconocido entre más de 200 propuestas de todo el mundo. Además, el colegio también cuenta con un sistema de energía eficiente y está diseñado para optimizar la iluminación natural, lo que minimiza su impacto ambiental.
"Presenta una secuencia de formas lineales de ladrillo, que reflejan el carácter de mampostería del entorno residencial e industrial y alberga espacios de aprendizaje flexibles. Como complemento, una pantalla de metal perforada curvilínea define espacios fluidos y orgánicos de movimiento y reunión", explica el estudio.
La elección de este edificio como el mejor del mundo por parte del World Architecture Festival subraya la importancia de la arquitectura como herramienta para mejorar la educación y la vida comunitaria. La obra demuestra cómo los edificios públicos pueden ser espacios transformadores que no solo sirven a sus usuarios, sino que también enriquecen la cultura y la identidad local.