La Real quiere y necesita reconectarse consigo misma y su gente en una final europea en noviembre. Viene de una durísima derrota en Bilbao por la forma más que por el propio resultado en sí, justo después de un parón que cortó la dinámica positiva que había logrado el equipo con la excepción de la decepción en Plzen. Había derrotado con grandeza, fútbol y merecimiento total al mejor equipo europeo, el Barça.
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