La negativa de los empresarios a reducir la jornada laboral en los términos que ha ofrecido el Ministerio de Trabajo ha hecho saltar por los aires el empeño de la ministra, Yolanda Díaz, en cerrar un acuerdo con la CEOE y los sindicatos. Desde el Gobierno han insistido, tanto en privado como en público, en la necesidad de que el pacto fuera a tres bandas. El propio Ministerio ha reiterado que es clave el apoyo de la patronal para colaborar en la implementación de esta reforma, que cambiará las horas de trabajo por primera vez en 40 años.
El empeño de Trabajo para incluir a los empresarios les ha llevado a aguantar durante casi un año la mesa de negociación. "Sigue abierta y seguiremos", ha sido una de las respuestas más repetidas estos meses desde el equipo de Díaz. Sin embargo, los dos 'noes' que la patronal ha dado en las dos últimas semanas ha llevado a Trabajo a avanzar. "No vamos a renunciar a esta medida por el empeño de los empresarios a aceptarla", aseveran desde el Ministerio. Ahora, apuestan impulsar la reforma este diciembre.
La medida ya tenía el 'sí' de los empresarios, como adelantó ECD, pero lo que impedía el acuerdo eran los términos. La patronal pedía que la rebaja se negociase por sectores, es decir, que se acordara en cada convenio en vez de establecerse como ley con unos términos más o menos generales para todas las empresas. Pero Trabajo no quería delegar esta tarea en la fuerza de cada sector porque considera que hay algunos que tienen menos poder de negociación, y debía ser la Administración quien forzara un acuerdo.
Ahora Trabajo ha pasado de esperar durante meses a la patronal, a pisar el acelerador al máximo. Los planes del Ministerio pasaban por aprobar esta reforma en 2024, de manera progresiva, para culminar la rebaja a 37,5 horas en 2025. Pero tras la negativa de la patronal, Díaz quiere poner en marcha la reforma cuanto antes. La idea que mantienen en el Ejecutivo es tramitar la reforma en cuanto consigan un acuerdo con los sindicatos, y esperan conseguirlo este diciembre para que la medida esté en vigor desde el inicio de 2025.
En Sumar consideran clave la aprobación de medidas como esta. Tanto que achacan su bajón electoral a no haber ofrecido medidas sociales a su electorado que sí consiguieron implementar durante la legislatura pasada.
El "no" de los empresarios, además, también complica los trámites parlamentarios. Con el apoyo de la CEOE, sería más sencillo conseguir el apoyo de formaciones como Junts o el PNV, que no terminar de ver la aplicación de esta nueva normativa en los términos que pretende el Gobierno. Este era el segundo de los motivos por el que Trabajo se decidió a pelear por conseguir un acuerdo con los agentes sociales.
Sin embargo, ese pacto también habría supuesto una traba por el otro lado. ERC y Bildu se sitúan más cercanos a los postulados de los sindicatos, que cerrarán un acuerdo con el Ministerio en los próximos días. La reforma laboral fue un ejemplo de ello, tanto CCOO como UGT apoyaron un texto que también secundó la CEOE, y ambas formaciones votaron en contra.
La renuncia de Trabajo a un acuerdo para acometer esta reforma implica que todas las propuestas que el Ministerio hizo para convencer a los empresarios caen en saco roto. La rebaja del horario laboral no será progresiva. Hasta ahora, el Ejecutivo ofrecía reducir primero a 38,5 horas el primer año —en teoría, 2024— y 37,5 en el segundo —2025—. Pero ahora el departamento dirigido por Yolanda Díaz no quiere perder más tiempo y acometerá la reducción de una tajada. De 40 horas a 37,5.
Tampoco prevé incluir las bonificaciones a empresas. Trabajo planteo ayudas a aquellas empresas que tuviesen que contratar a más empleados para cumplir el nuevo horario. Una oferta que también caducó con el "no" de los empresarios.