Detectar el cáncer en sus primeras etapas puede marcar la diferencia entre un tratamiento exitoso y uno que produzca complicaciones graves. Sin embargo, los tumores cerebrales a menudo presentan síntomas que pasan desapercibidos o se interpretan como molestias cotidianas.
Cambios como visión borrosa, dificultades para concentrarse o fatiga suelen atribuirse a causas habituales como el estrés o el cansancio, lo que lleva a muchas personas a posponer una consulta médica. Pero detrás de estos síntomas, que en ocasiones son tan fáciles de minimizar, puede ocultarse el inicio de un problema serio. La detección precoz depende, en gran medida, de la atención que pacientes y profesionales de salud primaria dediquen a estos cambios iniciales.
En un reciente estudio realizado en Reino Unido, unos investigadores entrevistaron a 39 pacientes diagnosticados con tumores cerebrales para comprender mejor su experiencia. Durante la investigación se planteó la pregunta “¿Qué síntomas físicos notaron al principio pero no consideraron importantes?” y al analizar las entrevistas , se encontró que la mayoría de los encuestados consideraban que algunos de sus síntomas antes del diagnóstico eran insignificantes.
Alegaban razones cotidianas como, por ejemplo, el estrés en el trabajo o la edad avanzada de algunos de los afectados. Incluso, uno de los pacientes llegó a afirmar en la investigación “haberse sentido ridículo” por hablar con un médico síntomas que le parecían un motivo suficiente para acudir a un especialista.
Todas las declaraciones de este estudio fueron recopiladas y publicadas de forma anónima siendo los encuestados identificados únicamente por su género y con un intervalo de edad con el fin de proteger el anonimato de los pacientes.
Un paciente masculino de entre 61 y 70 años afirmó que estaba lavando platos en el fregadero, cuando se percató que poco a poco iba inclinándose más y más sobre el fregadero. “Es extraño que ni siquiera pienses en ir al médico por eso”, declaró el hombre durante su entrevista. Lo que pareció una mera debilidad física que, según él: “terminaría por desaparecer pronto”, terminó por suponer un tumor cerebral.
Otra paciente, en este caso, mujer de entre 41 y 50 años afirmó que uno de sus primeros síntomas fue notar un pequeño entumecimiento de la cara al que, por haberlo considerarlo leve, no le dio mayor importancia.
También notó un entumecimiento otra mujer de entre 41 y 50 años: "Siempre te concentras en lo que te molesta a largo plazo. Pero a una ligera sensación de insensibilidad, que desaparece y que no te limita realmente, no le prestas demasiada atención".
Otro paciente masculino de entre 71 y 80 años empezó a notar que tenía dificultades con el lenguaje, las cuales achacó a ser propias de su edad avanzada: "Incluso de vez en cuando me equivocaba de palabra y pensaba: «esto nos pasa a todos»”, aseguró restando importancia a su condición.
Una mujer de entre 51 y 60 años tampoco consideró relevantes sus problemas de pronunciación: "Arrastraba un poco las palabras cuando hablaba, pero sólo era ocasionalmente y no duraba más de un minuto. Luego todo volvía a la normalidad”.
Por su parte, otra paciente de entre 31 y 40 años tuvo problemas en la lectura: "Leía mal las palabras, algo que nunca me había sucedido antes. Eran pequeños síntomas como este, nada grave. Crees que simplemente estás cansada", aseguró durante su entrevista.
Otro varón de entre 61 y 70 años empezó a tener problemas de visión: "Cuando me concentraba en algo, era fácil que mi visión se nublara, pero no le prestaba especial atención. Pensaba que simplemente estaba un poco estresado por el trabajo y que todo tiene que ver con el estrés".
El cansancio también empezó a ser un síntoma para una mujer de entre 51 y 60 años: "Empecé a tomar siestas todos los días, pero pensé: «sí, ahora tengo más de 50 años»".
Una paciente comentó haber tenido problemas de depresión en el pasado dificultando con ello su atención. "Me di cuenta de que simplemente no era capaz de concentrarme, pero pensé que era mi depresión otra vez", aseguró la mujer de entre 31 y 40 años
También los familiares o gente cercana puede percibir condiciones que anteriormente no se producían. El hijo de un hombre de entre 61 y 70 años afirmó haber notado que su padre "tenía dificultades para hacer cosas con una mano, notando que no tenía ninguna fuerza en la mano”. En este caso, el diagnóstico inicialmente parecía que sería un ictus o derrame cerebral y no de un tumor.
Es un caso familiar al de la esposa de un hombre de entre 51 y 60 años informó: "Estaba hablando con él y empezó a decir palabras extrañas y confusas, pero después habló al perro y todo volvió a estar bien”. Pensó que estos síntomas, a menudo asociados a un ictus, suponían una condición diferente cuando llamó a emergencias.
Una paciente de entre 31 y 40 años empezó a mostrar síntomas de depresión, problemas de memoria, caída del cabello y dolores de cabeza. Buscó en internet y llegó a la conclusión de que creía tener Alzheimer: “ Esto es lo que tengo, una etapa temprana del Alzheimer o algo así. Me sentía deprimida".
La esposa de otro hombre de entre 61 y 70 años tampoco asoció unos aparentes insignificantes dolores de cabeza a un diagnóstico grave: "Me decía que tenía fuertes dolores de cabeza. Le dije que fuera al óptico y que le revisaran la vista, que probablemente lo que necesitara eran gafas nuevas”.
A menudo las señales de advertencia que podrían estar relacionadas con un tumor cerebral son confundidas con síntomas de otras causas y condiciones. Actualmente no existe ninguna forma de detectar tumores cerebrales de forma temprana. La mayoría de los pacientes acuden al médico en algún momento debido a síntomas persistentes o que empeoran y luego descubren que tienen un tumor cerebral.
Aunque no todos los malestares son indicio de una enfermedad grave, aprender a reconocer cuándo algo no está bien es crucial para la detección temprana del cáncer y otras patologías graves. En el caso de los tumores cerebrales, donde los síntomas iniciales pueden confundirse fácilmente con problemas cotidianos, la atención primaria tiene un rol esencial, es necesario fomentar una rutina de vigilancia y consulta temprana ante cualquier cambio persistente en el estado físico o mental e incluso de comportamiento.
Concienciar sobre la importancia de acudir al médico ante señales como problemas de visión, dificultad para concentrarse o dolores de cabeza recurrentes puede salvar vidas. Porque cuando se trata de cáncer, el tiempo es un factor determinante, y la detección precoz sigue siendo la mejor de las herramientas para enfrentar esta enfermedad.