El vapeo y el cigarrillo electrónico atraen cada vez a más adolescentes. ¿El motivo principal? «El diseño y el sabor -asegura Francisco Pascual , presidente del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo -. También, la imitación de grupo al consumirse más entre personas de su misma edad. Además, no huele tan mal como el tabaco tradicional de combustión. Vapear o consumir cigarrillos electrónicos produce la impresión de que no estuviéramos causando ningún daño a nuestra salud, lo que distorsiona la realidad -advierte-. Es una moda, y los jóvenes que consumen, no tienen percepción del daño, no se dan cuenta de los graves problemas que puede generar«. ¿Qué diferencias existen entre vapear y el fumar cigarrillos electrónicos? La diferencia es prácticamente nula. Lo que ocurre es que dentro de los cigarrillos electrónicos han ido apareciendo distintas gamas algunos recargables, otros de usar y tirar, unos tienen nicotina, otros tienen sustancias añadidas, saborizantes..., pero en definitiva lo que se está haciendo es inhalar aerosoles. El mecanismo cambia más a raíz de los distintos modelos pero, en lo esencial, son lo mismo. ¿Cuáles son los argumentos que podemos dar a los jóvenes para que dejen de vapear y de fumar cigarrillos electrónicos? ¿Ambos producen los mismos riesgos? El mensaje debe tener como objetivo incrementar la percepción de riesgo a partir de la realidad de los problemas que puede causar. Teniendo en cuenta los componentes que tenga un vapeador, aparte de la nicotina que es en sí una sustancia adictiva, como los compuestos volátiles que pueden ocasionar neumonías, provocar o agravar problemas respiratorios; disolventes que tienen efecto cancerígeno; micropartículas con una toxicidad vascular; metales pesados, que también son cancerígenos. Incluso los aerosoles que sueltan algunas de estas sustancias también causan daños en la salud de las personas que tienen al lado. En definitiva, se está hablando mucho de que el vapeo y el cigarrillo electrónico pueden servir para una reducción de daños y para fumar menos, pero esto no es real. La reducción de daños es un concepto sanitario que no puede extrapolarse a un producto que es de por sí adictivo. Los médicos tenemos el aforismo 'primun non nocere', por lo que no se puede recomendar algo que hace daño a la salud. ¿Cuándo se notan los efectos negativos de estos hábitos? Los efectos no son inmediatos. Sí que existe una enfermedad más aguda que se vincula directamente con los vapeadores como es el EVALI, que afecta directamente a los bronquios, pero el resto de patologías respiratorias y cardiovasculares pueden aparecer con el tiempo. ¿Tienen efectos peores en adolescentes que practican deporte? ¿Les perjudica a la hora de entrenar, correr...? Su rendimiento lógicamente va a disminuir, va a influir en su estilo de vida y generar más fatiga. Este efecto es más inmediato y puede ser más eficaz para explicar que se trata de algo nocivo. ¿Por qué muchos adolescentes están convencidos de que no les perjudica a su salud? Porque se ha vendido como alternativa al tabaco de combustión, que está cada vez peor visto. Además, la presión de grupo es importante y existe demasiada accesibilidad. Se pueden encontrar incluso en tiendas fuera de los circuitos de venta habituales del tabaco y, en ocasiones, se vende sin control. También el hecho de que no tenga un efecto directo sobre la piel o los dientes, engaña, haciendo pensar que no tiene consecuencias negativas sobre la salud. ¿Cómo pueden los padres intentar que sus hijos no hagan este tipo de consumos? Es necesario explicarles que están tomando algo que es nocivo, que no es una alternativa y que, además, en muchas ocasiones, las personas que comienzan con vapeadores terminen en los cigarrillos tradicionales o realizan un consumo dual de ambos productos. ¿A qué edades están empezando a fumar y vapear los menores? La edad de inicio es una media y las medias a veces distorsionan la realidad. Por ello, el Plan Nacional sobre Drogas amplió la encuesta y lo hizo entre chavales de 12 y 13 años y se ha visto que algunas personas empiezan a consumir vapeo, y a veces también cigarrillos tradicionales, a partir de los 11 años. Otra cosa a destacar es que el género femenino está haciendo un mayor uso que el masculino en esas edades tempranas (de 11 a 16 años). Posteriormente se equilibra porque hay un remanente de adultos hombres pero, a medida que, pasen los años, las mujeres irán ganando en el consumo tanto de cigarrillos como de vapeadores.