El candidato independiente y nacionalista, Calin Georgescu, calificado por muchos como un populista de extrema derecha, ha dado la sorpresa en la primera vuelta de las elecciones presidenciales rumanas al asegurar su pase a la segunda ronda, que se celebrará el próximo 8 de diciembre. Con más del 99% del voto escrutado, Georgescu ha acumulado más de dos millones de votos, lo que le otorga una ventaja de al menos 300.000 votos sobre el tercer puesto, según datos del órgano electoral rumano.
Aunque Georgescu ha asegurado su paso a la segunda vuelta, aún está por definirse quién será su contrincante. Tras el cierre de las urnas en la diáspora, la conservadora Elena Lasconi ha reducido su distancia frente a Ciolacu, quedando a solo 900 votos de alcanzar la segunda posición, lo que añade tensión e incertidumbre al desenlace de la primera ronda.
La participación ha sido notable, alcanzando el 52.5% en Rumania y la diáspora, un incremento respecto al 51.2% registrado en las elecciones presidenciales de 2019. Este dato sugiere un renovado interés en el proceso electoral, en un momento en el que los votantes parecen estar buscando un cambio.
Calin Georgescu, quien logró captar casi el 23% de los votos, superó todas las expectativas, situándose como el líder de la primera vuelta, a pesar de que los sondeos previos no lo colocaban ni entre los tres primeros. Su éxito, según analistas de la cadena rumana Antena24, se debe en gran medida al descontento de una parte significativa de la población con la política tradicional. Georgescu ha sabido conectar con el electorado mediante un discurso enfocado en la defensa de la soberanía y los intereses nacionales rumanos. Además, su campaña en redes sociales, en especial en TikTok, ha jugado un papel crucial en su estrategia de comunicación, atrayendo a votantes jóvenes y desencantados con los partidos establecidos.
La elección presidencial se desarrolla en un momento complejo para Rumanía, que enfrenta importantes desafíos económicos y sociales, además de un tenso contexto geopolítico. La proximidad con la guerra en Ucrania y las crecientes tensiones con Moscú han planteado interrogantes sobre el papel del próximo presidente en la política exterior del país.
No obstante, el perfil de Georgescu no ha estado exento de polémicas. Ha criticado duramente a la OTAN. Georgescu ha calificado el escudo antimisiles balísticos de la OTAN en la ciudad rumana de Deveselu como una “vergüenza para la diplomacia” y ha dicho que la alianza del Atlántico Norte no protegerá a ninguno de sus miembros si son atacados por Rusia.
Algunos medios han señalado una posible relación de simpatía con Rusia. A pesar de que el candidato ha evitado posicionarse abiertamente al respecto, medios de comunicación rusos como Sputnik y Russia Today, financiados por el Kremlin, han transmitido una imagen favorable de Georgescu. En abril, el candidato llegó a afirmar que “la sabiduría de Rusia brinda a Rumanía una oportunidad porque, en este momento, Rumanía no está preparada para nada, ni diplomática ni estratégicamente”, un comentario que generó suspicacias sobre su enfoque en política internacional.
Rumania comparte una frontera de 650 kilómetros con Ucrania y, desde que Rusia atacó Kiev en 2022, ha permitido la exportación de millones de toneladas de cereales a través de su puerto de Constanza en el Mar Negro y ha proporcionado ayuda militar, incluida la donación de una batería de defensa aérea Patriot. Un comentarista político dijo que no se podía descartar una intromisión rusa para darle una ventaja a Georgescu en las elecciones.
Los videos publicados en su popular cuenta de TikTok, donde ha acumulado 1,6 millones de me gusta, lo muestran asistiendo a la iglesia, haciendo judo, corriendo alrededor y hablando en podcasts.
La segunda vuelta de las elecciones se presenta decisiva no solo para Rumanía, sino para el equilibrio político en Europa del Este, en un contexto en el que la relación de los países de la región con Moscú y la posición frente a la guerra en Ucrania son temas cruciales.