La incapacidad permanente es un tema candente en la actualidad. Se trata de un proceso complejo puesto que esta condición supone la imposibilidad de desarrollar un trabajo de forma normal, por lo que el trabajador en cuestión estará incapacitado para el resto de su vida. Por ello, debe ser un tribunal médico el que acredite que una persona se encuentra con una incapacidad permanente. La situación debe ser estudiada rigurosamente antes de ser otorgada una respuesta de manera oficial. En este caso, el tribunal médico de la Seguridad Social se encarga de valorar la situación de cada ciudadano y aceptar o denegar la solicitud.
La condición de incapacidad permanente, según la Seguridad Social, es una prestación económica que cubre la pérdida de rentas salariales o profesionales que sufre una persona cuando esta tiene una afectación por una enfermedad, lesión o accidente que le impide continuar con su empleo de forma normal.
Según la normativa laboral española, existen cuatro grados de incapacidad permanente: parcial, total, absoluta y gran invalidez. Dentro de estas cuatro, existen dos tipos donde se permite cobrar esta prestación y continuar trabajando.
Según afirma el abogado laboralista "Laboral_tips" en su cuenta de Tik Tok, los dos tipos de incapacidades permanentes que permiten continuar con el trabajo mientras se cobra una prestación son la parcial y la total.
Por su parte, la incapacidad permanente absoluta y de gran invalidez resultan incompatibles con el trabajo, puesto que no permite al trabajador realizar ninguna tarea. Por un lado, la absoluta permite la obtención de una prestación que supone el 100% de la base reguladora, mientras que a la gran invalidez le corresponde lo mismo, añadiendo un complemento económico debido a que el beneficiario necesita ayuda de terceros para realizar actividades básicas de la vida diaria.
Según apunta el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, el tiempo medio en el que tarda en resolverse un expediente de incapacidad permanente es de 135 días desde que se recibe esa solicitud hasta que la persona consigue una respuesta administrativa, ya sea aceptándola o denegándola. Aún así, el aviso de la Seguridad Social no suele tardar tanto tiempo, por lo que es probable que la respuesta se reciba con mayor celeridad.