Miles de personas se tomaron las calles de Barcelona este sábado para exigir que se reduzcan los precios de los alquileres y se respete el derecho a la vivienda.
Organizaciones sindicales y colectivos se unieron a los manifestantes con la consigna de «Se acabó. Bajemos los alquileres», frase que se vio en varias de las pancartas.
«Hoy empieza un nuevo ciclo político en materia de vivienda», dijo Carme Arcarazo, portavoz del Sindicato de Inquilinas de Cataluña, principal organizador de la movilización.
«No se debe permitir que los inversores vengan a nuestras ciudades y jueguen con los apartamentos como si fuera un Monopoly«, indicó en declaraciones recogidas por la agencia AFP.
Según el Instituto de Estadística de Cataluña, entre 2012 y 2022, la renta mensual promedio en Barcelona pasó de $720 euros a $1027 euros.
Las cifras de la Generalitat del primer trimestre de este año mostraban que los alquileres en la ciudad habían llegado a su máximo histórico y habían tenido un aumento del 10% con respecto al mismo trimestre del año anterior.
En marzo, entró en vigencia en Cataluña una regulación que puso un tope a los precios de los alquileres.
Esa medida, de acuerdo con las cifras oficiales, consiguió reducir en un 5,2% en el segundo trimestre con respecto al primero.
Sin embargo, también se redujo el número total de contratos, lo cual dio cuenta de que algunas de esas viviendas salieron del mercado de los alquileres para, por ejemplo, ser rentadas por tiempos cortos.
Entre los reclamos de los manifestantes estaba limitar el número de turistas y frenar lo que describen como un desarrollo turístico sin control que es perjudicial para el medio ambiente y los locales.
Denunciaban que ese modelo ha llevado al aumento de los alquileres de corta duración (por ejemplo, Aribnb) y la construcción de hoteles que disparan el costo de la vivienda para los habitantes locales.
Ya durante el verano, Barcelona había ocupado los titulares de los medios internacionales por sus protestas multitudinarias contra el turismo masivo, que en algunos casos incluyeron mojar a turistas con pistolas de agua.
Según el Observatorio del Turismo de Barcelona, la ciudad atrajo 15,6 millones de turistas en 2023.
La dirigente Carme Arcarazo hizo un llamado a los políticos para que consideren también medidas como una reducción de los alquileres en un 50%, contratos de arrendamiento indefinidos y la prohibición de las ventas «especulativas» de edificios.
“Basta de destinar la mitad de nuestros sueldos a pagar vivienda, basta de meter nuestras cosas en cajas cada vez que se nos acaba el contrato; se acabó que los rentistas sean cada vez más ricos y nosotros cada vez más pobres», dijo Arcarazo a la prensa española.
«Los pisos tienen que ser para vivir», insistió.
Entre las consignas que se escucharon en la concentración estaban: «No se entiende, gente sin casas y casas sin gente», «Ni un euro más, huelga de alquileres».
En otros lugares de España se han llevado a cabo recientemente manifestaciones similares contra los altos precios de los alquileres.
Miles de personas participaron en una en Madrid en octubre. Y en abril, decenas de miles de personas en las islas Canarias se manifestaron contra lo que describían como un modelo de turismo de masas que está abrumando al archipiélago atlántico.
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