Margarita Robles, ministra de Defensa, ha aparecido por Paiporta, veinticinco días después de la tragedia, y ha tenido la deferencia de acercarse a sus vecinos. Para abroncarlos. En un tono difícilmente defendible, Robles se dirigía a las víctimas de una de los grandes desastres naturales de nuestra historia para exculparse. «Yo no tengo la culpa», les gritaba. El tono, insisto, era todo menos conciliador y empático, muy lejos de ser reconfortante o cálido. Vamos, era todo lo que no debía ser. En el interior de un garaje anegado, donde trabajaban personas que en el mejor de los casos serían voluntarios y, en el peor, aquellos que lo han perdido todo, a Margarita Robles, toda sensibilidad , no se le ha...
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