Mozart, antiguas minas de sal, castillos medievales, altas montañas y glaciares. Todo eso y mucho más es sinónimo de Salzburgo. Pero, entre otras cosas que definen a este destino, no se puede hablar de Salzburgo sin mencionar que en su localidad Oberndorf se compuso el mundialmente conocido villancico «Noche de Paz». Como dato, más de 2.000 millones de personas lo cantan cada año en Navidad en más de 300 idiomas y dialectos.
Sí, este estado austriaco brilla con luz propia en esta época bajo el halo de «Noche de Paz», a lo que hay que sumarle que visitar su capital homónima en diciembre debería de estar en la lista de todo viajero. Y es que la ciudad de Salzburgo se transforma en un bonito y acogedor escenario de cuento con sus tradicionales mercadillos y eventos típicos navideños. Aquí van algunos motivos por los que visitar esta urbe en estas fechas.
Por ejemplo, el mercadillo navideño de la catedral, conocido como Christkindlmarkt, es uno de los más antiguos de Europa, con una tradición que se remonta al siglo XV. Repartido entre la Residenzplatz y la Domplatz, cuenta con más de un centenar de puestos donde se pueden comprar desde adornos artesanales hasta especialidades culinarias de la región. Los puestos de glühwein (vino caliente) son algunos de los favoritos de turistas y locales; nada se compara con saborear una copa de esta bebida mientras se admiran las luces navideñas y la impresionante fachada de la catedral.
Además del Christkindlmarkt, Salzburgo alberga otros tres christmas market más pequeños pero igualmente encantadores. Entre ellos destacan el de los Jardines Mirabell, el mercadillo en el Palacio de Hellbrunn y el de la Fortaleza de Hohensalzburg, cada uno con su particular encanto. Y un apunte para los viajeros que decidan pasar el fin de año aquí, a la tarde del 31 de diciembre desde el puente Staatsbrücke suenan las salvas de la brigada Bürgergarde, y ya a medianoche unos espectaculares fuegos artificiales lanzados desde la mencionada fortaleza iluminan el cielo de una noche mágica. Merece la pena vivirlo en persona.
Aunque la Navidad transforma Salzburgo en un lugar aún más mágico, la ciudad tiene mucho más que ofrecer durante todo el año, empezando por su centro histórico. Cuna del compositor Wolfgang Amadeus Mozart, Salzburgo refleja su influencia en cada rincón, y su legado cultural se respira en la abundancia de conciertos y festivales de música clásica. La casa natal de Mozart, ubicada en la calle Getreidegasse, y su residencia posterior en la maravillosa plaza de Makart, se han convertido en museos que permiten descubrir la vida y obra del genio musical.
Más allá de los lugares relacionados con Mozart, el centro histórico alberga numerosos tesoros arquitectónicos, empezando por la majestuosa Catedral de Salzburgo, una obra maestra del Barroco que con su fachada blanca y sus imponentes torres se ha convertido en uno de sus monumentos más icónicos. A pocos pasos se encuentra la ya mencionada Residenzplatz, dominada por la fuente de la Residenzbrunnen, considerada una de las más bellas de toda Europa.
Otro punto destacado es la Fortaleza de Hohensalzburg, que se alza como una de las mejor conservadas de Europa. Visitarla y recorrer su museo es un esencial. Y un apunte, desde sus murallas las vistas a los Alpes son imponentes, por lo que es ideal para hacer una parada, contemplar el paisaje en los bonitos atardeceres que se vislumbran desde aquí y, por qué no, llevarse de recuerdo unas cuantas fotografía con este telón de fondo.
Para aquellos que deseen explorar un entorno idílico y descubrir uno de los pueblos más pintorescos de Austria, Hallstatt es una excelente opción a poco más de una hora en coche desde Salzburgo. Este pequeño pueblo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es famoso por su impresionante ubicación a orillas de un lago, rodeado de montañas y de paisajes que parecen sacados de un cuento de hadas. Tal es su belleza, no en vano es considerado uno de los pueblos más bonitos de Europa, que China construyó una réplica en su territorio, y es que sus casitas de colores y sus paisajes naturales enamoran a primera vista.
Lo cierto es que nada se compara con la experiencia de pasear por sus callejones, descubrir sus miradores y visitar sus icónicas atracciones, como el mirador Skywalk, desde donde se puede obtener una vista panorámica del lago y los Alpes, una imagen digna de postal.
Por otro lado, y como uno de los puntos más fascinantes de Hallstatt, se presenta su mina de sal, la más antigua del mundo, con más de 7.000 años de historia. Aquí, los visitantes pueden adentrarse en túneles y aprender sobre la importancia de la sal para la región, además de deslizarse por el famoso tobogán de madera de 64 metros utilizado por los mineros. La visita a la mina es tan educativa como divertida.
El osario de Hallstatt es otra curiosidad que sorprende. En él hay alrededor de 1200 cráneos decorados con motivos florales y con el nombre del difunto, una tradición que comenzó en el siglo XVIII debido a la falta de espacio en el cementerio. Aunque pueda sonar macabro, el osario es un lugar de respeto y memoria que recuerda las tradiciones de los antiguos habitantes de la región.
Por último, Hallstatt es también un destino perfecto para disfrutar de una caminata junto al lago o simplemente para detenerse en alguno de sus cafés tradicionales y probar especialidades como el strudel de manzana o una taza de chocolate caliente, disfrutando de la atmósfera tranquila, el sonido del agua y el arrebatador atractivo de este pueblecito.
Sin duda, en la belleza de la capital de Salzburgo y sus alrededores se encuentra algo más que un destino. Resulta una encantadora región repleta de naturaleza, alegre espíritu navideño y de las raíces de una canción que ha sido declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Salzburgo resulta perfecto para una escapada navideña, ¿no cree?