La Agencia EFE, referente mundial en la información en español, atraviesa una semana crítica marcada por reuniones para afrontar los recientes errores en la publicación de noticias falsas. Reconocida durante décadas por su profesionalidad como empresa pública de noticias, EFE enfrenta estos días un desafío importante para preservar su credibilidad, tras un par de incidentes que han sacudido su reputación.
El error más reciente ocurrió cuando se difundió una alerta sobre el fallecimiento del escritor y profesor Fernando Aramburu. La falsa información, tomada de una cuenta ‘fake’ de la editorial Tusquets en redes sociales, fue difundida sin la comprobación exigida. Aunque la agencia rectificó y desmintió el dato en cuestión de minutos, el daño a su imagen ya estaba hecho. El presidente de EFE, tras disculparse personalmente con Aramburu y su entorno, asumió la responsabilidad del error, calificándolo de “imperdonable”.
Pero este incidente se produjo días después de otro grave fallo: la difusión de otra falsa información sobre la supuesta colisión de un helicóptero contra la Torre de Cristal en Madrid. Ambos episodios han puesto de manifiesto fallos en los procedimientos internos de verificación, una situación que el propio presidente calificó como desoladora en el actual contexto informativo.
Consciente del impacto de estos errores en la confianza que instituciones, medios de comunicación y ciudadanos depositan en EFE, el Comité de Dirección ya ha iniciado un análisis exhaustivo de lo ocurrido. Además, como se ha dicho, se han convocado varias reuniones para evaluar posibles medidas correctivas. Entre las propuestas a debatir se incluyen el refuerzo de los protocolos de verificación y la formación de los equipos frente a la creciente amenaza de la desinformación.
La Agencia busca reafirmar su compromiso con el servicio público y con la defensa de un ecosistema informativo veraz y confiable, esencial para el funcionamiento de la democracia. Según el presidente, el deber “es seguir ofreciendo el mejor servicio público que tenemos encomendado y contribuir con nuestro equipo a la limpieza y credibilidad del ecosistema informativo, esencial para la democracia”.