El gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez enfrenta un panorama adverso marcado por la ruptura de alianzas con partidos tradicionales, la ralentización de reformas clave y una ofensiva conservadora que busca frenar los cambios prometidos. Entre escándalos internos y una oposición férrea, el progresismo lucha por consolidarse en un país con profundas inercias políticas. La movilización popular aparece como su única vía para avanzar frente a un sistema diseñado para perpetuar privilegios.