El santoral, también conocido como calendario litúrgico, es un libro religioso que contiene la lista de los santos reconocidos por la Iglesia Católica y que se celebra cada día del año. Más allá de una simple lista de nombres, el santoral representa un viaje fascinante a través de la fe, la historia y la cultura cristiana.
San Edmundo nació alrededor del año 841, probablemente en Sajonia, aunque las crónicas difieren sobre sus orígenes exactos. Fue elegido rey de Anglia Oriental en el año 855, a los catorce años, gobernando con justicia y piedad cristiana. Su reinado estuvo marcado por un fuerte compromiso con su fe y por su labor en la consolidación de la paz y el bienestar en su reino.
Edmundo promovió la práctica del cristianismo entre sus súbditos, destacándose por su caridad hacia los pobres y su firme postura en defensa de la moral cristiana. Gobernaba no solo como un líder político, sino como un pastor espiritual, inspirando devoción y lealtad entre su pueblo.
San Edmundo fue canonizado poco después de su martirio debido a la devoción popular. En el siglo X, su tumba se convirtió en un lugar de peregrinación en Bury St. Edmunds, donde se erigió una abadía en su honor. Durante siglos, su culto fue muy importante en Inglaterra, especialmente antes de la llegada de los normandos.
El rey fue considerado un modelo de virtudes cristianas, incluyendo el valor, la fe y la fortaleza frente a la adversidad. Su nombre aparece en varios relatos medievales, y su imagen frecuentemente lo muestra con una corona, una flecha (símbolo de su martirio) y sosteniendo un cetro o una cruz.
En 869, el reino de Edmundo fue atacado por los invasores daneses bajo el mando de Ivar el Deshuesado y Ubba. Según las crónicas, Edmundo se negó a renunciar a su fe cristiana o a someterse a los invasores paganos. Como resultado, fue capturado, atado a un árbol y brutalmente martirizado. Los relatos narran que fue golpeado, azotado y finalmente ejecutado con flechas, al estilo de San Sebastián, y decapitado.
Después de su muerte, la leyenda cuenta que su cabeza fue arrojada al bosque, pero más tarde fue encontrada milagrosamente intacta y custodiada por un lobo que, según se dice, guio a los fieles hasta ella. Su cuerpo fue trasladado a un santuario en Bury St. Edmunds, donde fue venerado durante siglos.