El Barcelona buscaba casi de forma desesperada un golpe de efecto en el mercado de fichajes tras su desastrosa temporada, sin títulos y con toneladas de malas sensaciones. Casi lo consigue con Mario Hezonja pero, tras la renovación del croata con el Real Madrid, todos los esfuerzos se dirigieron hacia el hombre que más consenso generaba en la dirección deportiva dirigida por Juan Carlos Navarro. Y el viernes, tras meses de negociaciones, llegó el anuncio oficial: Juan Núñez vestirá de azulgrana durante las próximas tres temporadas. El fichaje del base de 20 años nacido en Villaviciosa de Odón es una doble victoria, pues por un lado, el Barça refuerza una de sus posiciones más inestables tras la marcha de Rubio y Joukubaitis con uno de los jóvenes más prometedores de toda Europa. Y por otro, se hace con el que hasta hace dos años era una de las perlas más brillantes de la cantera del Real Madrid. De hecho, los catalanes tuvieron que pagarles a sus archienemigos una cifra cercana a los 400.000 euros para que les cediesen sus derechos. Núñez, de esta manera, prolonga el linaje de aquellos jugadores que han competido de local primero en el WiZink Center y más tarde en el Palau. El pívot croata Ante Tomic (2012), el ala pívot montenegrino Nikola Mirotic (2014), el base argentino Nicolás Laprovittola (2021) y el pívot español Willy Hernangómez (2023), los ejemplos más recientes de uno de los movimientos más controvertidos del baloncesto europeo. No hay rencillas entre el Madrid y el talentoso jugador, pues hace dos temporadas entendieron que separar sus caminos era la mejor decisión para ambos. Núñez llegó en 2015 a las inferiores del club blanco, con solo 11 años, y desde entonces siempre fue considerado un prodigio en cuanto a talento y a dirección de juego se refiere. De hecho, en junio de 2021, con 17, hizo su debut en el primer equipo de la mano de Pablo Laso , que siempre tuvo una sensibilidad especial con la cantera. Tras unos pocos minutos en aquel duelo de semifinales se convirtió en el cuarto jugador más joven de la historia en debutar en la ACB tras Ricky Rubio, Luka Doncic y Juan Pedro Cazorla, y en la siguiente campaña gozaría de algo más de protagonismo. Pero en verano de 2022, la vuelta de Sergio Rodríguez al club blanco le dejó sin posibilidades de tener presencia en la pista de forma regular. Es por eso que aceptó la oferta del desconocido Ulm alemán, un paso de primeras extraño pero que ha permitido al madrileño construir un proyecto de carrera que pinta fenomenal. En la Bundesliga dejó un sello inconfundible e incluso, en la 2022-23, consiguió arrebatarle junto con sus compañeros la liga al Bayern de Múnich . En su segundo año en Alemania fue a más y jugó 35 duelos, 24 de ellos como titular, en los que promedió 9,4 puntos y 4,7 asistencias. Todo esto mientras se convertía en un asiduo de la selección española . Sus chispazos en Yakarta fueron de lo mejor del combinado nacional en el Mundial del pasado verano. Un ascenso que fue coronado el mes de junio, cuando Núñez fue elegido en el puesto número 36 del Draft de la NBA por los San Antonio Spurs . Su futuro es el mismo que el del fenómeno francés Victor Wembanyama, y cualquiera de los próximos dos veranos podrá cruzar el charco siempre y cuando pague al Barcelona 900.000 euros, su cláusula de salida para la NBA. Pero mientras tanto, Núñez será el cerebro del nuevo Barcelona. Hubo algo de guerra fría entre Barcelona y Real Madrid en la mañana del viernes, pues ambos gigantes, casi con puntualidad británica, anunciaron al mismo tiempo dos fichajes estelares para la próxima campaña. Mientras los azulgranas hacían lo propio con Núñez, los blancos destapaban al fin que Serge Ibaka , tras una carrera de leyenda en la NBA y un buen hacer con el Bayern, volvía al club. Es posible que muchos no se acuerden, pues su paso por el Madrid fue fugaz, pero el poderoso pívot congoleño con pasaporte español ya dejó muestras de su calidad en el WiZink allá por 2011. Ocurrió cuando el sindicato de jugadores de la NBA declaró la huelga y muchos de ellos emigraron de forma temporal para mantener la forma. Unos a China, otros a Rusia y Serge, junto con Rudy Fernández , al centro de Madrid. Solo jugó 12 partidos en dos meses, seis en ACB y seis en Euroliga, pero su exuberancia física (promedió 1,3 tapones por encuentro) y su carisma encandilaron a la afición blanca. Ya no es aquel cóndor de 21 años, pero Ibaka sigue siendo un jugador de élite en el baloncesto europeo y se intuye que será un recambio de garantías para la baja de Poirier y un jugador que incluso puede compartir pista con Tavares . Su retorno promete.
