Investigadores del Programa de Influencias Ambientales en los Resultados de Salud Infantil (ECHO) encontraron que ciertas características de la microbiota intestinal de los bebés se asocian con puntuaciones más altas en la Escala de Respuesta Social-2 (SRS-2). Esta escala mide rasgos relacionados con el autismo infantil.
Se descubrió que ciertas bacterias y sus genes funcionales, especialmente aquellos relacionados con la producción de ácidos grasos de cadena corta, están vinculados a rasgos autistas. Estas asociaciones varían entre grupos de sexo y edad.
Para comprender la posible probabilidad de rasgos relacionados con el autismo desde la perspectiva del eje intestino-cerebro, los investigadores estudiaron 481 muestras de 304 niños sanos de dos sitios de estudio ECHO en New Hampshire y Rhode Island. Los niños tenían entre 6 semanas y 2 años cuando proporcionaron muestras de heces y entre 3 y 19 años cuando se evaluaron sus rasgos sociales.
Los investigadores compararon microbiotas intestinales y rasgos sociales relacionados con el autismo en dos sitios de estudio. Ambos sitios habían secuenciado previamente el ADN bacteriano de muestras fecales recolectadas de bebés o niños pequeños. Calcularon la frecuencia de ciertas bacterias en cada muestra y relacionaron esa información con las puntuaciones de comportamiento social de los participantes.
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