El gran regreso de Rafa Nadal ya está aquí y tanto aficionados como compañeros como todo lo que rodea al tenis están expectantes. El balear es uno de los mejores tenistas de la historia, lo ha ganado prácticamente todo, pero la parte más importante de su leyenda la ha conseguido en Roland Garros, donde tiene el mareante récord de 14 triunfos, uno de esos registros que da la impresión de que nunca podrán ser superados. El Grand Slam parisino ha anunciado de esta manera tan espectacular la vuelta a las pistas de Rafa:
"La espera ha terminado", dice el tuit, en el que aparece Nadal como hibernando o en una cámara de recuperación que recuerda a las de la serie de dibujos animados Bola de Dragon, donde Goku y sus amigos se metían para recuperarse de las heridas. "Es hora de volver", dice Rafa Nadal en la imagen. El guerrero está preparado para volver a la pelea.
El balear ya jugó en el partido de dobles de Brisbane junto a Marc López, amigo, compañero con el que ganó el oro por parejas en los Juegos Olímpicos de Río 2016 y ahora uno de sus entrenadores. Perdieron contra los australianos Purcell y Thompson (6-4 y 6-4). En la grada fueron muchas las pancartas de ánimo al español por su regreso. Ahora le toca el turno en individuales contra el austriaco Dominic Thiem, un erncuentro que hace tres años bien podría haber sido la final de un Grand Slam.
Rafa es actualmente el 672 del ranking, con sólo 45 puntos, los de la segunda ronda del Open de Australia 2023, la cita en la que se lesionó el 18 de enero, hace casi un año. Puede entrar en los torneos por invitación, como en Brisbane, o recurriendo al ranking protegido, una herramienta de la ATP para los lesionados de larga duración, para su regreso en los primeros torneos, algo que utilizará el zurdo en el Open de Australia. Su ranking protegido es el nueve del mundo, pero eso no quiere decir que entre como cabeza de serie y seguramente desde el principio ya tendrá rivales importantes.
La intención de Nadal a medio plazo es tratar de llegar en las mejores condiciones a la gira de tierra batida y a Roland Garros. En el torneo parisino escuchó algunos pitos al comienzo de su carrera, pero la historia de amor entre ambos es indudable: allí tiene hasta una estatua. El último guiño que le ha hecho con el cartel del regreso es una muestra más.
