El PNV se ha convertido en un partido que ya no sorprende como antes porque la inercia invita a dar por hecho, sin demasiada discusión, su apoyo a Pedro Sánchez. Al PNV se le percibe cansino, repetitivo, previsible, gris . Su calculadora es célebre –cada trueque es una anodina película de final conocido–, y su falta de evolución lo está haciendo viejuno. Va de partido de orden, pragmático, utilitarista, tan seriote, tan de corbata oscura, tan aburrido. Se han convertido en tipos sombríos, y aún está por ver a algún político del PNV sonreír por algo. No lo tomarán a mal. De hecho, cultivan y ensayan la mueca para no sonreír. Es una estética cuidada, como la del vendedor de...
Ver Más