Aunque la mayoría de ellas firmó un comunicado para no estar en la selección Española, se enfrentan a posibles sanciones.
En medio de un conflicto con la Real Federación Española de Futbol (RFEF), a la que las futbolistas españolas pidieron una reorganización a través de un comunicado en el que expresaron sus intenciones de no volver a jugar si no se daban estos cambios, varias de las convocadas acudieron a la concentración en un hotel de Madrid.
La directora técnica Montse Tomé dio la lista de las 23 jugadoras que debían presentarse para los próximos compromisos de la UEFA Nations League contra Suecia y Suiza, sin avisarles pese a su “firme voluntad de no ser convocadas por motivos justificados”.
El plan de la organización fue trasladarlas en autobús a la Ciudad Deportiva de Oliva, Valencia. La mayoría de ellas llegó y evitó hablar con la prensa, pero se vieron caras largas, ya que 20 de las 23 incluidas buscan evitar las posibles sanciones.
Una de las campeonas a las que se decidió dejar fuera fue a Jenni Hermoso, porque Tomé consideró que era “la mejor manera de protegerla”. Sus compañeras Olga Carmona y Athenea del Castillo, esta última es de las pocas que accedió a ser parte del equipo, fueron de las primeras en llegar.
Se suman la portera del Real Madrid, Misa Rodríguez, Oihane Hernández, Eva Navarro y Teresa Abelleira. En el aeropuerto de Barcelona fueron vistas Irene Paredes, Ona Batlle, Mariona Caldentey, Cata Coll, Alexia Putellas, Aitana Bonmatí, Patri Guijarro y Mapi León.
De acuerdo con la Ley del Deporte en España, es una infracción “muy grave” no asistir a un llamado de la selección. Una de las posibles consecuencias sería una multa no inferior a 3 mil euros ni superior a 30 mil euros.
Sin embargo, también podría prohibirse la entrada a estadios o lugares de desarrollo de las pruebas o competiciones por hasta 5 años, la suspensión de licencia federativa o habilitación de 2 a 15 años y la pérdida definitiva de los derechos como miembro de la respectiva entidad deportiva.
